Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Canto a mi soledad [i]

«Hola soledad, bienvenida, vieja amiga...»

Darío Jaramillo

Seno al que vuelvo, limpia acogida,
desprendimiento de cruz, súmmum acompañamiento.

Fueron siglos mis vaivenes, y solo vos,
el nutriente de aire y agua, me completáis en la tierra:
dogma verde de mi islote, recóndita madriguera, mi cabo,
algodón de mi refugio, ventana abierta, mi traslucencia,
ergonomía de mí, tu piel mi guante de recién nacida,
cómplice abrazo, abierto a mis tentaciones,
peregrina al alma mía, fiel de mi desequilibrio,
tejedora de esperanza, única red que crece y perdura,
que nunca exprime ni hastía.
Oh latido imprescindible, géiser tenaz,
esclava de tu generosidad, medular fortuna mía:
eres la consumación del amor, en libertad.

Lealtad, sabia malla de tu angora, que nunca enreda,
copiloto silencioso en mis vuelos, y así volamos,
y así, atentamente, te entregas a nuestros rizos.
Oh, exclusiva compañía, etérea toda mía, carnal yo en vos,
abono que seduce a mi hermetismo, oh dulce alquimia,
espejo que me sacude, que me redime,
numen alerta, homicida del cansancio, siempre y otra vez.

¡Qué signo somos sino: tú mi espíritu, yo tu impureza!

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