Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

La milagrosa virgen

«... cuánta hermosura enloquecedora hay en la Poesía para mí
me embrutecí de ti.»

Gonzalo Rojas

Riego estival, rocío que nunca escarcha,
aire total, colma sutil de mis branquias,
denso oleaje que cunde mi embriaguez:
natación sobre tu mar.
Creces en las antípodas
de los amasijos que nos arrojan y enredan
y de los arrolladores bostezos:
tu voz me inicia, me atiborra de armonía.

Convento libre, jardín arraigado en mí,
candor que abona mi suelo, mantillo de las raíces,
fertilizante insurgente de mi techumbre.
Plétora mía, ráfagas inagotables de tea,
lenguaje desobediente, lenta osadía,
limpieza de mi limpieza, jamás señuelo.

Eres la terma rebelde que abrasa a mi hibernación,
el incensario del vuelo incesante, jamás asfixia,
el tenue roce, la contundencia de lo delicado.
Mi tono activas con tus eclosiones
y ese tañer de tu lira, deseo desiderátum, me eriza.

Eras mi ciencia severa, nevera de paroxismos,
eres la más descarada de las calderas.
¡Toda eres inesperada, tú sobre mí!

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