Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Once

«Que no nos vengan con los azarosos amores posibles...»

Darío Jaramillo

Es bueno que me lo digas, pero no basta:
no me conforma ese amar, así etéreo,
humo apenas de un fuego recóndito;
ni que finjas aflicción por mi impresencia;
ni tampoco que no exijas extravíos de cordura.

¡Oh noche mía, de los inviernos!,
te demando que te bajes de los boatos,
que liberes tus pilares de cargas horizontales,
y, en la orilla de tu base, también de las verticales.
¡A ti misma traspásate, súbete al borde de ti!

Aun más te pido, mi inverosímil aurora,
que impía, tu arquitectura me dones
y el pináculo, con todas sus vanidades,
tu mano izquierda con tus abrazos derechos,
tu sinusoide, la morbidez de sus perlas,
y tu dístilo con lo ocultísimo. Y que, sarro sano,
te adhieras a mis caninos rabiosos.

No, mi remotísimo ardor,
no me conformo con tu bandeja de carne,
ni siquiera con el postre fecundo de la afinidad.
No, inútil clamo por todo, de una vez todo,
ese todo que no es más que la luz que tú cometa,
y aún la estela, que hierve a ritmo de luz.
Tú creadora, de la panacea del corazón.

Volver