Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Trece

«... me ahogaba en tu perfume cada noche...»

Gonzalo Rojas

No quiero tu compasión, volátil dicha,
no quiero más del jadeo que no me brindas,
ni menos tu precipicio, al que execro y al que me arrojo,
ni siquiera el clavo ardiente, la humillación que me aferra.

No quiero tu aleatorio refugio,
ni tampoco tu goteante e inestable intensidad,
ni menos el entremés de tu conmiseración.
Te los devuelvo, etéreo hervor, con mis despojos:
la muda recriminación,
las cartas que no has escrito,
las fotos que quizá has hecho mas nunca envías.
Aunque ante ti sublevado, conserve todo.

Déjame a solas, arropado en tu mutismo,
bajo el palio irreverente de la constancia.
He aprendido a solazarme, ahí,
en la ausencia contumaz que me fustiga:
que es látigo sí, pero me atiza las brasas,
que es marejada, y sirve para ahogar.

Aunque codicie exultante tu regalo de sofocos,
nada más de condimentos amargos, no,
más bien friégame desnudo, atraviésame,
rebósame con la furia de tus aceites
y asfíxiame en el hammam de tu regazo.
Y, si ves débil mi jadeo, sórbeme a tu majestad
y quiebra lo quebradizo de mi vigor.

Volver