Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Aquel jardín

«>... lo miran todo aunque no entienden nada.»

Joan Margarit

Fui un chaval bendecido y feliz
o casi casi
o si es preciso aclarar más
tocado por los pinceles de lirondas regalías.
Hoy no restan más que migas
de esos sólidos registros de la memoria
y casi nada,
o más bien nada
de aquel lindo simulacro
del jardín de las euforias.

En ese fondo, que al fin alcanzo a entrever
fue el primero de mis pasos del desgarro evolutivo
y vino a ser un chapuzón aterido.
Y ahora me subo al descenso del desencanto:
siento gotas bien espesas que me ascienden por el tallo
tan lentas como si fueran verdugos.
Y lo que reste de historia no será sino
regreso a la misma trampa
un contundente sarcasmo de otra copia del dictado
aunque esta vuelta será
con mi yo también muy lento, lejana y horizontal
y arrugados los resabios de la arrogancia.

O la versión anterior

Aquel desierto

«Entienden todo, pues nada miran.»

Xoan Leiceaga

Era un rapaz privilegiado y feliz
o con prudencia, casi feliz
o aun más bien
untado por la careta de las prebendas.
Hoy quedan apenas restos
de aquel que está registrado en la memoria
y nada
o sin prudencia, casi nada
de aquella arrugada euforia que simulaba
mi oasis.

El desencanto me baja ahora
por la piel en gotas leves
más lento aún que un sayón.
Palpando el fondo, resultó ser mi itinerario
que ahora sí que lo entreveo
de asintótico desgarro.
Y lo que pueda quedar de la historia
no será sino una esquirla que me gobierna
con contundencia del despreocupado
y sin un solo átomo de elegancia.

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