Caverna
«Soy este tren nocturno que busca dónde sea
una silla de ruedas en la noche.»
JOAN MARGARIT
En los días meridianos, cuando buceo
o cuando vuelo
me siento audaz, como el viajero
que no teme residir en la caverna
ni penetrar nubarrones
y adonde, apasionante y nómada
la intranquilidad me arrastra.
Lleno de cruz, y de silencio, y de agua
viajo al encuentro de mi nebulosa
esa espesura de polvo que pare estrellas
o de mi cueva
la de las lentas y duras estalactitas.
Hueco de muebles, de la TV y de timbres
y con eclipse total de demás impertinencias
viajo a los santos lugares
de mi gimnasia y recuperación
repleto con mi frescura
frente al verano, artificial
que exhibe la ostentación de sus certezas.
Me ronda espesa esa flema de sombra y hielo
inmóvil utilidad cuya impaciencia me hostiga.
No obstante, mi soledad, áncora ágil y viva
emite luz en la cueva, y le da felicidad.
O la versión anterior
O nebulosa
«Mi río cruza túnel tras túnel...»
Xoan Leiceaga
Cuando me arrojo contra las corrientes
cuando buceo – o cuando vuelo
me siento osado
como un viajero que ya no teme adentrarse
en la caverna – o entre las nubes oscuras
virginidades adonde, la incertidumbre
o el nomadismo, me arrastran.
Nada hay de lunas, ni de músicas, ni de color
entre las estalactitas y los vampiros
o entre los tristes cristales sombríos
las dos lentísimas y puntiagudas atmósferas
que se enfrentan a mi fiel soledad.
Alejado de los muebles y de la televisión
de teléfonos y sus coberturas
¡qué buen lugar de rehabilitación
o entrenamiento!
¡qué eficaz preparación al oscuro invierno
que tan atento siempre me espera!