Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Éxitos

«Perdida ella y él perdido. Queda
lo que había detrás de la ternura...»

Joan Margarit

Nariz madura es mi jaez / y sus puntos suspensivos:
pacto precoz / de amagos con mi desfasada estirpe
tránsitos entre empujones / a mi reserva nativa
consensos extravagantes / con mi procesión de oficios
persistentes rebuscas impotentes / del propio estilo...

Esos éxitos, con otros / van sumando en la cola del fiasco.

Los paraguas de colores / ya no pueden protegerme
del arroyo de los credos / en su vía a catarata
ni del reloj del granizo / con su martillo puntual
ni del agüero feliz / que rezuma la hediondez del basurero.

Mi buceo ya no irrumpe / en las termas del pecado
mis brazadas se desuelan / en el mar de los buenismos
y ya no puedo apartarme / ni derramarme
ni tampoco continuar / más que a ser un antónimo inservible
quizá es que soy culpa pura / por no cortarme la lengua.

Quién sabe si útil domado, o inútilmente insumiso.

Nada sé de eso / ni de lo que hay por detrás de la ternura
pero sé que las insidias añejas / se bautizan de progreso
y sé que el éxito trota consciente / a lomos de los fracasos.

O la versión anterior

¿Y la gloria?

«Yo sí perdido, pero ellas no.»

Xoan Leiceaga

Prematuro fue mi pacto
con familiares amagos hacia noblezas ya calvas
y extravagante mi acuerdo con el oficio oficial
disensos, entre codazos, hacia lo tan natural de mis creencias
poco tenaz el reclamo de mi remota expresión
más etcéteras.
Éxitos todos crianzas de mi lista de fracasos.

Los chubasqueros no alcanzan ya a protegerme
del incremento de las hábiles goteras
ni del granizo cuyas patadas ya siento
ni de la nieve en el aire con permanente presencia.

No soy capaz de apartarme ni de ceder el asiento
ni sumergirme en el cálido lago del vicio
ni navegar por las incoherencias de la virtud.
¿Me habré dejado educar? ¿O es que yo mismo
viajo siempre lenguaraz en ruta a mi antonimato?

Nada sé de eso, ni siquiera lo que hay tras lo perdido
solo sé que los fracasos son caballeros imperturbables
sobre los potrancos de cada éxito.

Volver