Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Relato de la tristeza

«Como ilusiones perdidas,
las olas van llegando, mansas, graves...»

Joan Margarit

Al fin un día cualquiera
hace muy poco
aunque bastante ya el tiempo que lo sabía
enfrentada a su partida madura
gorjeó la golondrina a sus pollos:

«Retoños dulces
debéis saber de mis labios
que este nido especialmente primero
es de calor que no jaula ni cuartel
y es de vuestro corazón.»

Cuando enfardados en su ingenuidad
limpios volaban hacia su albedrío
en la mamá oscurecida brusca aparece
la siempre atenta nevada acuciante:
su experiencia en los porqués
aunque excelsa es amargura
que la convierte en sólida fragilidad.

Las huellas de viejas olas expiran
las nuevas olas no son sino la cuna
de las siguientes efímeras olas
que irán llegando... para expirar.

O la versión anterior

Crías

«Lentamente cada día
la oscuridad va venciendo a la luz.»

Xoan Leiceaga

Lo que se sabe de siempre
un cualquier día escucharon
con luz del sol:
«Ay crías mías, debéis saber de mi pico
que el primero de los nidos
o no es hogar
o es vuestro nido del corazón.»

Tiempos más tarde
un cualquier día desconsolados los vi
tanto como si encerrados
en el abismo de las amarguras.
Es algo que uno ya espera
pues el porqué nos avisa
con el preciso tañer de sus campanas.

En un domingo de enmudecimiento
con las lámparas del anochecer
lo que los dientes mastican de siempre
no se atrevieron a pronunciar:
que tristemente su nido no era mi nido
porque estaba destinado para sus crías.

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