Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Nubarrón para bienaventurados

Tú los has visto, eran y son los que ensucian las letrinas
vermes que muerden los signos y llevan a rastras la intimidad –
ya de nuevo es pecado cavilar, y revolverse; y retorcerse, peor
quietos o inquietos, ya han inventado la nieve que os mancha

Profeta inmóvil de gala, rica en bacterias, lindos botones
doblarse más, recargarse en las catedrales de oro
sus ordenanzas y arengas descargan hielos de estío –
para eso es su gran caldera, para que bulla su estafa
para eso no era el glaciar, para quemarnos y resucitarlos

¿y nuestros viejos valores? – asesinatos al martillo lento
¿y la luz del firmamento? – tormentas de corrupción
¿y el pudor de los glaciares? – sacrilegios con lo virgen
¿y el ara de nuestras celebraciones? – granito en polvo
¿y el leño que no logramos secar? – humo de duelo

el aire sucio, el aliento moribundo – vencidos al ceodós
y el universo, lejanía hiperreal – iglesia astral en su ocaso
y la fe, diseño de satélite pagano – casino hipnotizador
su armamento mesmérico animal – pena de muerte global.

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