Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Piedras que fueron pastel...

Tengo un amigo: rezuma excesos de su bondad
se alumbra con las obleas de cerebros incompletos
y causa daños, irreparables, a los que busca ayudar /
cautivo en mi cerrazón, no tengo más enemigos:

Usa la fe para curar infecciones
no acepta tener glaucomas en sus raíces
advierte que los milagros solo los logran estatuas
y así se atiborra de convicciones que traga sin masticar
que, idolatradas, son su exigencia apremiante
y, ante ellas, untuoso genuflexiona /
Se ha convertido al gran credo del paredón
huye de lo saludable, lo borra sin escucharlo
ya no camina a dos patas, no se yergue que se arrastra
sus ojos tienen legañas como murallas
sus oídos taponados con silicona amarilla
y se ha entregado a emigrar aun del sentido común /
Ya fallaron la sentencia de que no se pertenezca
incluso ya lo castraron para amistades de fuera
ya no es más que otro producto para el consumo
y lo guardan en la caja con el resto de herramientas.

Nada le queda del viejo principio, solo el final.

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