Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Rebeldes al odio

Tú mismo nunca predicas, escribes
ella o él, mientras te leen, tampoco predican, ni rezan /
todos nosotros, insolidarios, irreverentes,
réprobos endemoniados, los pacíficos
escogemos el atajo que conduce a los placeres
y nos revolcamos sobre la yerba /
y alguna vez, ahora mismo
nos reímos con tristeza de los que esperan
por su mañana, del que ya hemos comprendido
las eternas deserciones de su presencia perenne.

Tú no estás interesado en los hechos de boquilla
ni ella ni él ni yo mismo, capados de tragaderas
aprendimos que sus dulces nacen caducos
y viven en la acidez de su vómito /
nosotros somos los presos fugados
de las galeras de la decadencia
los incumplidores que cumpliremos
con la promesa de no retornar
al sadismo de humillar al propio instinto.

Sí, ya sé, nos persigue la peor de las bienaventuranzas
esa virtud que ni las plantas comulgan
la de odiar a sus raíces
el método de no ver lo que nuestros ojos ven
o la sensatez de ver lo que los ojos no ven
ni los oídos, ni los colmillos, ni las ansias de la piel /
descendemos de glaciares
y no sabemos ser especialistas, ni estudiamos el axioma
de la fobia original a nuestro yo.

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