Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

La toxina seminal

Lo cantaba la sonrisa de sus pupilas
se mantenía sorbiendo la mandrágora
se veía entre la magia de aquella historia que grita*
dudaba si vivo ahí o condenado

palpaba ya sus latidos de tierra
tocaba ya sus raíces de arbusto humano
sentía ya su escalar por la esponja de sus vasos
sobaba ya venusino la puntera de sus ramas
aspiraba ya el puñal de sus manzanas
sudaba ya el erotismo en su tallo
mamaba su semen sabio

se alojaba en el ovario de su flor
robaba estilo

de su raíz aprendía la alquimia
de sus arterias lo coloidal de su fuerza
de la hipnosis de sus flores el color

oh mandrágora
fiel colmadora de alucinaciones

así cantaban la muerte sus labios.

(*) Leyenda del procedimiento para arrancar la mandrágora y salvar la vida. Se cava hondo alrededor de la raíz hasta ponerla al descubierto, se ata una cuerda a la raíz y el otro extremo se ata al cuello de un perro, se llama al perro desde cierta distancia, el perro quiere acudir, tira de la planta y la arranca. La planta grita y el perro muere.
[Fuente: internet.]

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