Revuelo
De pronto un rayo
la indiferencia fue hoguera
y la rancia turbulencia se hizo modorrra.
Pues en tanto repentina brotabais vos
lumbre a mí cuando yo oscuro
y vos en jarras /
y mi coraje se mueve de lo recóndito a la imprevisión
ya que el instinto es siempre animal
aguilucho a coronarse entre pálpitos de carne /
y mi ordenado amasijo
remonta su vuelo de alas y picos
desde aquel cálido hangar hasta la entrega /
desde aquel tenaz desahucio
hasta este pleno concierto del noviciado sorpresa
porque de vos sigo firme devoción
y me yergue el leviatán que portamos residente
a desvelar la narcosis
de aquella notable enzima
que se había abotargado.
Y así regresan
el sopor antiguo a su indiferencia
la llama a su turbulencia.