Virginidad
La poeta recita en su madriguera
canta la soprano en su púlpito
danzaba Alicia Alonso en su Habana...
y angelical público tú
sin ojos rojos y ninguna cruz a cuestas.
Posiblemente tus gotas de sangre
hayan captado en un pronto
que ellas tres no eran la esencia
sino el sujeto aquel de la visera
a una cámara pegado
que de un lado para el otro
impunemente circula
sin despeinarse:
ondas de mar exultante
que malamente alcanzan a encubrir
todo ese pantano hueco que graba.
Qué vertical tu torpeza qué acatamiento
cuánto imposible le cuesta
dejarte hundir en tu cueva o tribuna o...
ni de frente ni a traición.
Qué postura qué tibieza horizontal
qué distancia irreversible ya de tu aquella.