Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

241

Mi morada es extendible, y se ha extendido a jardín para mis pausas y bailes.
Tiene dos casas, una de ellas reservada para el encuentro conmigo
la otra es para recibir, a los extranjeros mis bienvenidos.
No como intrusos recibo, y escucho, y aprendo.

242

Tu hogar
mi patria adoptiva
mas de la cual huye tu sangre
lugar en donde mi yo extranjero renace.

242-bis

Mis palabras
también son mi patria
y la de mis visitantes desconocidos.

243

Mi casa, la soledad, tiene aposentos de más.
Y ermita, con las ventanas abiertas y con las puertas sin puerta.
Y es un palacio sin banderas de ondear, y sin aduana, y sin perros peligrosos.
Un corazón incansable, de arterias limpias.

244

Adentro limpio mi huraño, y arisco.
Afuera los vaticino, no en la lejanía, cercanos.
Mis puertas no están cerradas al extranjero, no son para eso
ni se les abren para que abandonen su lengua.
Lo huraño, y arisco, se siente limpio.

245

Huele a jazmín, si me muevo de mi celda a la cueva del milagro
para poder escuchar en silencio, silenciosas odiseas.
Después de un tiempo en quietud
necesidad es la fuga
desde mi celda subir a otra cueva
para poder compartir en silencio, silenciosas odiseas.
Huele a jazmín, si me muevo de mi celda a la cueva del milagro.

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