Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

291

El sabio rema en el mar del ahínco tolerante, y no sabe distinguir
en los que siguen su rumbo embarcados, con él
y los que viajan por ríos revueltos.

291-bis

Solo los sabios conocen el despropósito de distinguir
entre estos, los que apellidan de suyos
y los que marcan ajenos.

292

Ya sabe el sabio que solo con otro sabio
y sin moverse, es posible atravesar enormes separaciones
a las que nunca marca con indiferencia.
Los otros sabios, asimismo, conocen los mismos caminos.

293

¡Son tantos los documentos
de las púrpuras, que maldicen a su sabio!
Y él sabe que no dispone de otras tintas que su sangre.

294

¡Es de ley la guerra sucia: los llamados arrojan al fuego las letras del escogido!
¡Son tan escasas las veces en las que los otros son quienes odian!
El sabio sabe. Lo sabe incluso cuando escribe el libro:
¡El odio es filo si es cielo la indiferencia!

295

Cuando el sabio escucha la horrible frase: ¡Cierren filas!
sabe que suenan los cuernos del anticipo.
De nuevo el umbral del asco
y la edulcoración.
La obstinación a la historia, y la decencia a mazmorras.

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