Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Amnesia

«... que la felicidad es tan frágil
que la puede romper una palabra.»

Darío Jaramillo

Recuerdo las primeras arenillas, cómo aparecieron, cómo se
acercaron, cómo subrepticias fueron a ocupar su puesto en mis
frágiles zapatos.

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Recuerdo, por ejemplo, aquel alborozado sol del amanecer, y
siento cómo los pulmones del día, entonces aliados, se van
lastrando con líquenes y alquitrán.

Recuerdo la alba cima de todo aquello que era tan nuestro, y veo
ahora cómo la esencia de la pureza impuramente pronta se
desmadeja, se apoca, se envuelve en polvo, se dirige al cubo
del olvido y se esfuma sin ánimos para la queja.

Recuerdo el ritmo imperceptible del proceso, la ruta lenta a la
negligencia, el abandono de la pluma azul y del propio cielo;
como recuerdo también la debilidad creciente de los recursos
internos, y la ansiedad por la fuga, y la sorpresa ante ese cactus
goloso que nace en la desolada arena del tirante silencio.

Y conservo las otras huellas, las de la suavidad, violada, las de los
frenos bruscos, las de los asedios, desde tímidos a destemplados,
y las de lo que antes eran exploraciones tersas y ahora son sogas
o arrugas, grises descarrilamientos.

Todas aquellas quimeras y estos agrios estupores del recuerdo,
son espesa nitidez y a la vez clarísima y pertinaz y tiniebla. Por
ejemplo, las palabras barnizadas de recelo, las insinuaciones
con el compás perdido, las miradas que se escapan de puntillas
por el portón lastimero de la indiferencia.

Por ejemplo, elipsis medio vacías, caricias a destiempo o
desprovistas de vértigo, brazos que se extienden y de pronto
se descubren abrazos huecos, canciones que se abortan
antes de templar las cuerdas, ahora tensas, sin concierto.

O, por ejemplo, sospechas bajo el ropaje o ronchas sobre la piel,
o inciertos climas en la corona, o vacíos o laberintos en las
nubes bajas de la urgencia. O, aún más, ese oscuro antifaz que
me elige portavoz del desguace sigiloso del sagrario.

Son memorias no forzadas que me fuerzan, esas y otras que, además
de recordar, te recuerdan. Aun así, con esa goma que va borrando
la ingenuidad; aun así, con esa bola de nieve pintada ya de
esquizofrenia; aun así, permanece al aire libre este elixir de
locura que por ti hierve.

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