Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Rampa de descenso

Ambos, al mismo tiempo, hemos dejado languidecer el abrazo,
hemos consentido que el terraplén se convirtiera en voluntad,
hemos dimitido de ser.

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La distancia fue surgiendo como una planta caníbal, y el sueño
de la inagotable mena de palabras se fue mutando ganga.

Desde su somnolencia de rondón se fue colando el irrefrenable
bostezo, asomando fueron las escorias de lo que al fin no
era tan formidable filón.

De reojo, más tarde, fue surgiendo la enfermedad del enojo con su
rosario de reproches, y con ella otras serviles espuelas; pero
no el fulgor de la nieve, no la osadía del destierro, no la rotunda
diafanidad del no.

fue creciendo, finalmente, la puntilla del invierno y, con él, el
desasosiego vertebral de la exasperación del reuma.

Ambos, consumiendo las migajas de la vieja complicidad, hemos
arrinconado a la fidelidad, hemos recortado las alas de
sobrevolar, hemos roto los remos con los que imponernos
a la pertinaz insurrección verde de la trocha.

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