Rutina, no compromiso
Ese juego de los dados, no fue hecho para mí
ni lo fueron otros bríos de otros azares
y ni siquiera serán, lo sé, paz refrescante
para mis ocios privados.
No obstante, reclinado estoy aquí
sobre un virtual dominó
jugando a hundir a mi propio submarino
en este coloso estanque de fango
y fatalmente apresado
en su densa ingravidez fratricida.
Vomito escarnios ante mi estéril empeño
en fugarme de las minas de esta ponzoña
y de sus devoradores boquetes negros
pero la oscura maraña de los santuarios
todavía azota más que la avidez de la banca.
Y helos aquí, descaradamente con sus caretas
a todos estos sansones sacralizados
que solo ansían ganar, y siempre ganan.
No, no son imán para mí
los tentáculos de acero, ni el pulpo helado.