Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Triste la evaporación

«No te rías, por favor.»

Ella

Cómo me voy a reír
si rauda me nacería, otra más lluvia de sal en los iris
si mientras, lenta se deleitaría
la insolencia con su estruendo.

Te interpelan unas dudas que yo no tengo:
¿Tu pretensión es madura, o está cubierta de nieve
o es que me envías aquella paloma
para que queme el pesar en los vestigios
o es que tientas pectoral
la angina del sordo aquel remordimiento?
¿Sientes o no, que las sonrisas crepitan
en el vientre de mis letras
y que se enfrían, si las obligas
a jugar al escondite, o a la ficción?
¿Ves o no ves, que nuestro manjar se calcinaría
desde aquellos ojos que sollozaban realidad
hacia otra piel que se reviste con indiferencia?

¡Quién soy yo para reírme
incluso de lo juicioso de las esterilidades
o patetismos, que incluso a veces pueden salvar!
¡Quién para desafinar las cuerdas de tus asfixias!
Tú, precipitada, no te rías de mis aguas azules
no, ni inmóvil de mi argumento de sangre
no, ni más te mofes de mi afligida difuminación
refugiada en el silencio.

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