Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Boato gélido

Tiende al expolio la perfección profesional;
o a la soberbia, el que atienda a la sirena.
Debería ser la vitamina del misterio, pero no,
se escurre hacia la baba, o al adulterio
y al reojo obstinado de la envidia.

La pompa es fraude
(de objetos y de sujetos, moribundos)
(de deidades y devociones, matadas)
y en su augusto nombre
acaba uno perfumándose en el vertedero
o comido por las pulgas, o comiéndolas
en las pujas de capillas y almonedas.

Oh majestad fastuosa,
vuestro tipo de alimento es morralla, bacteria,
pérdida hundida en la horrura
y arrollada en el río del sarcasmo.

Y ojo con la nieves homicidas del everest,
hielos de ociosa religión pero de altísimo coste.
Las ilusiones de los siete mil se resisten, es verdad,
pero al cabo entregan la sensatez de su medalla,
blanca y desprendida, hermosa y cercana lata,
representante emotiva de lo suficiente.

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