Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Isla tuya [xii]: Revés

Hubiese sido tu noche de aclamaciones,
ternura mía, y cruz,
de celebración de tu plenitud, y mi hambre,
de lo inaudito de tu advenimiento
y la fugaz eternidad de tu presencia.

Sentí que me aterrizabas, para ser
la dama de tus consejos, el cincel
que restauraba fino a tus quebradas, la mano
que derrotaba diestra a tus nódulos, el elixir
de potencia para tu impotencia, el pincel
que sabio te imaginaba. La sombra
que te sostiene, en la luz.

Mas, veo en tu espejo que apenas fui vaho
o, acaso, cómoda superficie venusina;
incluso, prevenida maga de tus estigmas,
claridad que urgen tus retablos solitarios
o espada dulce para tus nudos gordianos.
Y que un buen día, pleno sol y plenilunio,
la fascinación se adorna de fugacidad.

Te quise campeón de mis soberanías,
te quise arquitecto de nuestra eclosión,
cedido te hubiese mi bosque y mi mar
y hubiese sido tu noche de aclamaciones.
Ahora, la noche y yo estamos solas.

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