Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Partitura mía [xiv]: Repiques

¡Combustible biológico, oh caballo encabritado!

Restriego los dientes contra tu mapa de cuero
aguzo la aguja de tus instintos, azuzo a tu ronco trino
y a tus urgencias de mordiscos incisivos:
el rojerío de lenguas desvergonzado te arquea.
Se hinca el moroso, rijosamente
atiza lo tuyo bronco, y relames los chasquidos
como si por tu canal te mascaran mis colmillos
tal como si libándote, como si en dilatándote
como si devorándote entre feroces ritos
como si lento en átomos desgarrándote.
Verdosa ángela, seda brutal de humano masoquismo
te acribillo, con el ritmo y perfección de las bestias
hasta que, roja en susurros, exhibas tu apostasía.

En tu oasis del rugir, uno tras otro vibran los dátiles
y tú, dulce jadeo encarnado, y yo, sordo pero musical
ascendemos por la escala del gran sudor apaisado.
El beato estremecimiento, súbito ya nos retuerce
en do mayor, el pacífico estampido súbito ruge
y ya tañen las campanas en el templo del placer.

¡Comburente biológico, satisfactorio pagano!

(En tu lisura redonda, materia oscura
justo en la base sangrienta
mi pluma,adicta, re-escribe el verso gozoso
y en su paz iterativa, de efímera eternidad
se anestesian tus pudores, y mi cabeza.)

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