145
¡Qué celebración cada enterramiento!
El estilete vela en su vaina.
Puro el ritual.
146
Ante la inmovilidad de mis armas, te me sumerges ofidia.
Tus sugestivos venenos intoxican mis semillas
e invicta, tu violación cura a mi paz.
147
En las tinieblas eres mi resurrección, soledad.
Te me acurrucas con tu engatusar
y mis simientes abrasan.
148
Tus cuencas, ya abiertas, reclaman trombas.
En la impotencia de un doble lance
gime el azar de mi riachuelo.