Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

Reflexión

Se me ocurrió abrir esta sección, a la que denomino REFLEXIÓN, pensando en disponer de un espacio libre orientado exclusivamente a «la Poesía y lo poético», y, en concreto, al menos en su comienzo, a su sentido, a la valoración de su calidad y a una pizarra de ideas brillantes (ajenas, claro, aquí no hay).

Explico esa mi opinión y mis convicciones: a) con «al menos en su comienzo» quiero indicar que el propio caminar de la sección puede o debe sugerir o necesitar de nuevos rumbos; b) con el «sentido de la poesía» pretendo indicar que la poesía, con el arte en general y la música muy en particular y tan relacionadas, forma parte esencial de la gran oportunidad de encontrar un sentido al sinsentido del mundo; c) con «la valoración de su calidad» sugiero la conveniencia de una aproximación, aunque sea sólo orientativa, a la calidad, a eso tan vaporoso que conduce a reconocer, por ejemplo en el poeta AG, un nivel de excelencia mayor que a otros. Es que la poesía es tan escurridiza, tenue y lábil, que comprendo que necesito ser amparado por otras sensibilidades y otros conocimientos para aprender mejor, opinión que extiendo a vosotros (o nosotros) los lectores, entre otras razones porque yo mismo, esencialmente, soy lector.

Se me ocurre que, implícitamente, esta oferta se orienta no tanto al profesional, sea escritor o crítico, porque usualmente ya dispone de recursos propios o ajenos —pero al que tampoco se excluye: ¿rigideces, para qué?—, como al que se inicia en este desprovisto terreno o ya padece el vicio; es decir, se dirige de forma bien especial a quien lee, porque creo que lectora y lector son la parte importante del habitat poético, porque sin ellos la poesía sería robinsona y absurdo islote de único habitante. ¿O no?

Me guía la prudencia para empezar, aunque sea un contrasentido poético, pero sobre todo por aquello de que uno debe ir poco a poco para llegar lejos y por aquello otro de que es preferible ir añadiendo que ir eliminando. Por eso he comenzado en su día por colocar una serie de propuestas sobre el concepto de poesía o sensibilidad poética, alguna de mi propia cosecha pero la mayoría procedentes de reconocidas firmas, y animando a aquellos improbables lectores de la página a que me envíen sus propuestas o comentarios o sugerencias, a las que siempre trataré de dar respuesta (considerando la paciencia a la que mis limitados propios recursos obligan).

Un mes más tarde, pero siempre teniendo en cuenta que el único ambiente que cabe en esta página web es el poético, he ampliado la reflexión a otros aspectos e iniciado un serie alfabética —que comienza por la A— de reflexiones breves de poetas reconocidos sobre el hecho de escribir, o poemas breves o trozos, o bien máximas, aforismos, sentencias, proverbios, ideas,… En fin, algo así como encender las luces de la poesía.

Reflexión 1

Abecedario de escritores – Letra I

  1. Ibañez Fanés, Jordi (Barcelona, 1962)
    (Escritor / Apunte sobre Samuel Beckett con una lupa en un museo): Disponemos, por un lado, de un miope despreocupado por ver bien de lejos, y por el otro de un artista extremadamente preocupado por ver bien de cerca.
  2. Ignatieff, Michael (Toronto, Canadá, 1947)
    (Pensador / Sobre los derechos humanos y su necesidad estratégica): Es real el peligro y la posibilidad de que la apelación a los derechos humanos sea un discurso de imperialismo moral tan cruel y engañoso como la arrogancia colonial de antaño.
  3. Ingersoll, Robert G. (Dresden, New York, EEUU, 1833-1899)
    (Librepensador, agnóstico, político): La felicidad es la única riqueza. El tiempo para ser feliz es ahora. El lugar para ser feliz es aquí. La forma de ser feliz es hacer felices a otros.
  4. Ingersoll, Robert G. (Dresden, New York, EEUU, 1833-1899)
    (Id.): Soy inferior a aquel hombre cuyos derechos pisoteo.
  5. Iniesta, Roberto (Plasencia, Cáceres, 1962)
    (Cantante y novelista 'El viaje íntimo de la locura'): ¿Tener éxito de ventas con el libro? No, me la suda. ¿Qué es el éxito, que le guste a muchísimos tíos un poco, o que les guste muchísimo a pocos? Si yo me lo paso bien y le gusta a alguien, aunque sean unos pocos, pues para adelante.
  6. Irazoki, Fco. Javier (Lesaka, Navarra, 1954)
    (Poeta): Nunca le pregunté el nombre, pero guardo la enseñanza silenciosa. Me fui de su cobijo en cuanto la costumbre se instaló entre nuestras palabras. En la despedida, yo cargaba con menos páginas y una certeza: me convenía recorrer a solas mi camino de pequeño coleccionista de asombros.
  7. Irving, John (Exeter, New Hampshire, JEEUU, 1942)
    (s/ G. Grass): En una velada de escritores en Nueva York corrió el vino y la velada acabó tarde. Cuando Grass se marchaba, me pareció preocupado; me llevó a un lado y me dijo que estaba preocupado por mí. Me dijo que yo ya no estaba tan indignado como antes y me dio las buenas noches.
  8. Iwasaki, Fernando (Lima, Perú, 1961)
    (Del humor): Quienes hacen el humor más de tres veces al día no son ni unos pervertidos ni unas potencias de la naturaleza.
  9. Izquierdo, Luis (Barcelona, 1936)
    (Poeta y ensayista): ¿Qué es el poeta sino esta pugna continua por encontrar un lugar –provisorio pero auténtico– desde el cual sostener una voz?.
  10. Izquierdo, Luis (Barcelona, 1936)
    (Poema 'Este don'): Seguiré aquí: este don / de poder respirar entre la asfixia, / de abrirse paso contra la anestesia, / de oír los estertores sin mentirlos, / de aplicarse a las notas frente al sordo / verdugo de noticias fidedignas, / desanima; pero hay que dar respuesta /... / Seguir, / y nada más. Es éste el don. / Es lo que queda.

REFLEXIÓN 2

El minimalismo ‘infectado’ de Mona Hatoum

Mona Hatoum

Fietta Jarque
Parte II de II

Comentarios de Xoán A. Leiceaga Baltar

En la edición de 9 de octubre de 2010 de Babelia —suplemento sabatino del diario El País— en su sección ‘ARTE / Exposiciones’, se publica la entrevista que hizo en Berlín la periodista y crítica Fietta Jarque a la artista Mona Hatoum (Beirut, 1952), días antes de su exposición Le Grand Monde en Santander (España) auspiciada por la Fundación Marcelino Botín. El caso es que la entrevista me ha parecido de sobra interesante como para incluirla bajo el botón ‘Reflexión’ de mi página web; naturalmente, como viene siendo habitual en mí, no he resistido la tentación de incluir unos cuantos comentarios propios, pensados más como pretexto para llenar mi página que como singular aportación. La entrevista tenía demasiados elementos de interés como para dejar pasar la oportunidad: el propio origen libanés de la artista, su prestigio internacional, la consistencia de las preguntas y respuestas y, en especial, la posibilidad de trasladar el contenido —las ideas— desde el mundo del arte al de la poesía.

FJ-7: No sólo es humor negro. A veces parecen inconfesables deseos asesinos de amas de casa. “Estos trabajos pueden ser interpretados de muchas maneras. Homebound estaba cercada por una barrera de cables. Esto puede ser visto como una instalación sobre violencia doméstica, o sobre una sensación de encierro para las mujeres, atrapadas en casa, abrumadas por las tareas y por el cuidado de sus hijos, que también pueden despertar en ellas ideas homicidas. Todos tenemos contradicciones internas. Pero también puede ser vista como un trabajo sobre la patria negada. Homebound significa el regreso a casa, pero también alguien que no puede salir de ella. O alguien condenado a un arresto domiciliario. Es un espacio en el que alguien permanece por su propia seguridad o su prisión. Se pueden hacer todas esas lecturas”.

XL-7: Coincido, también es humor negro pero no sólo, porque también es el conjunto de las caras del veneno. Lo que encuentro más resbaladizo es la referencia explícita a las amas de casa. En primer lugar porque limita la universalidad, pues la casa como jaula vale para los dos sexos aunque secularmente por diferentes motivos; hoy se viaja por la senda de la eliminación de esa diferencia, y se puede observar que unos países —más bien pocos— están más adelantados que otros —parece que más bien muchos—. Y en segundo lugar porque la afición a y el oficio de cocinar se incrementa mucho en los varones, sea por puro gusto u obligados por las circunstancias del hoy, aunque asimismo y lamentablemente en unos lugares más que en otros. (Sé que no sirve de prueba, pero ¿acaso la mayoría de los cocineros públicos, buenos y no tan buenos, no son varones?) En cuanto a la violencia doméstica, me vienen a la cabeza sus dos polos, la del tipo arresto domiciliario o de látigo, la esposa de las esposas, que todavía subsiste con rigidez en gran parte del mundo y siempre con el peligro de desembocar en el otro extremo, y el del tipo homicidio, la del puñal, el horror del fanatismo en estado puro. En esos términos, la cerca de cables la veo más como metáfora de la cárcel de látigo, tal como fue cultura de siglos en casi todo el mundo; y continúa estúpidamente, más o menos retocada.

Efectivamente, las ideas homicidas de las que habla MH las tenemos todos, y, como las contradicciones internas, se agudizan con el paso de los años a medida que el mundo exterior nos gusta cada vez menos; lo triste es palpar que también se va escurriendo hacia la melancolía el sentido del otro mundo, el interno, ése en donde viven, ideas e contradicciones, bien alimentadas. Por ser mujer, MH con razón lo aplica a las mujeres por ser familiar y socialmente sojuzgadas y por su propia condición, pero tampoco el hombre está ni mucho menos libre del esclavismo social y económico. En cuanto a la poesía y huyendo de la certeza —me producen pánico las certezas—, asumo que de la vocación nace el poeta, aquí sin discriminaciones de género, y de sus ideas y contradicciones se realimenta. (¿Absolutamente sin discriminaciones? Imposible tanta sabiduría en la condición humana. Menos pero algo: en la mujeres la derivada de su general discriminación cultural, en el hombre la sexual, por ser considerada la poesía como algo poco viril.) Así es, ésta y otras lecturas pueden ser hechas; es lo bueno que tienen las metáforas y la poesía; intentaré escribir un poema sobre una casa sin paredes ni tabiques, sustituidos todos por cercas elaboradas con cables de alta tensión.

FJ-8: Este verano tuvo su primera exposición individual en Beirut. “Fue maravilloso. El espacio era fantástico, una antigua y amplia construcción industrial a cargo de un colectivo de gente muy joven. Hice seis trabajos específicos para esta muestra a lo largo de un mes”. Varias de esas piezas se exhiben ahora en Santander.

XL-8: Imagino la emoción de la primera exposición, de igual forma que la del primer recital en campo abierto de un poeta o, aún más, la edición del primer libro. No lo pienso tan parecido si se trata de inaugurar una página web, sea del artista o del poeta, al menos mientras el soporte físico no adelgace mucho más de lo que ya está. Y ello a pesar de que el formato virtual, sin el menor esfuerzo puede ser transportado a Santander o cualquier otro lugar, independientemente del espacio-tiempo, a cualquier pueblo, ciudad o capital del mundo. En mi caso, después de sólo unos meses de exhibición virtual, no salgo de mi asombro cuando el programa espía del que dispongo me alerta de lectores, no muchos pero algunos, desde países en los que no conozco a nadie o su lengua no es mi lengua. ¿Sería esto posible con el formato papel? Y, al contrario, ¿será posible que, con el tiempo, el formato digital ofrezca la ergonomía y la profundidad que desde Gutenberg nos proporciona la encuadernación física? Seguramente la sutileza imperial del mercado nos obligará a ello y todos, habiéndolo previsto o no, con ganas o sin ganas, lo aceptaremos.

FJ-9: “No solo me gusta utilizar objetos encontrados, sino también usar materiales de forma incoherente. He construido un cubo, una obra minimalista de 9×9×9. Es una referencia directa a Sol Lewitt. La forma es minimal, pero el material es alambre de púas, lo que trastorna el efecto. En vez de líneas puras produce una sensación opresiva”, explica MH, mostrando una imagen.

XL-9: ¿Qué poeta no gusta de utilizar objetos encontrados (ideas, frases, tropos y palabras) en la infinita enciclopedia acumulada de literatura y demás artes, o buscados hasta encontrar? ¿Qué poeta no utiliza también la incoherencia, en base a su propia incoherencia o a la incoherencia del poder que coloca nuestra esfera al revés? ¿Qué poeta no escribe versos minimalistas y poemas gigantes? ¿Qué poeta no utiliza alambre de púas, y preferiblemente con las púas hacia afuera? ¿Qué poeta no trastorna el sentido común? ¿Qué poeta no contiene una lucidez oxímoron o lo es en sí mismo? ¿Qué poeta no intenta recuperar aquella esencia del arte que tenían las sociedades primitivas, el arte gratuito fabricado por la gente para la gente? ¿Qué poeta no deambula por líneas impuras con la intención de producir sensaciones explosivas en medio de la calma? Me salvan los años que me deterioran, me nutren de claridad, la arrojan contra mi mente, me hacen ver que los mensajes violentos de los artistas (poetas o no) no prostituidos, se estrellan contra el muro áspero y viscoso del poder global y su mercado... y así es la sucesión no religiosa de tantos traspiés y reinicios.

FJ-10: Otro de los cubos está realizado también con alambrada, pero los filamentos cuelgan del techo y es una referencia a otro artista, el venezolano Jesús Soto. “Él titula los suyos «penetrables» y yo la mía lo opuesto, «Impenetrable». Siempre estoy citando o refiriéndome a otros artistas: Duchamp, Sol Lewitt, Magritte... Mis mayores influencias son las formas reducidas del arte minimal, una expresión que consiste en la pureza formal, pero que yo retuerzo o “infecto” con un contenido que es ajeno a él”.

XL-10: Precisamente, Sol Lewit ha dicho: “Una obra de arte puede ser comprendida como un hilo conductor desde la mente del artista hasta la mente del observador. Pero también puede no alcanzar nunca al observador o no salir nunca de la mente del artista”. Y yo no tengo nada que añadir.

FJ-11: Para ella los objetos usados también tienen «experiencias». “Las asociaciones mentales me interesan mucho. Si has tenido un trauma en tu vida, eso te lleva a percibir el mundo de cierta manera particular. La asociación de ideas y objetos siempre tiene muchas lecturas, casi tantas como personas. Hay una carga emocional que les da otros significados. El surrealismo me ha enseñado que hay que ver debajo de la superficie de las cosas. Por otro lado, no es que mi obra haya intentado ser surrealista de una forma ilustrativa o descriptiva. Eso no me interesa. Es más como gimnasia mental, algo que sucede cuando ves con atención la obra de Magritte, por ejemplo, cuando trabajas con la escala de los objetos, al cambiar el material propio de uno de ellos. Busco ciertas contradicciones, las paradojas. Pero fue el descubrimiento del minimalismo cuando era estudiante lo que realmente me marcó. Tanto como el modernismo y el arte conceptual. El pensamiento riguroso, lo cerebral que logra su expresión por encima de lo meramente visual”.

XL-11: ¿Qué sería de la poesía, y de los poetas, sin asociaciones mentales? Y el trauma, tal y como es el mundo, no deja ni puede dejar de existir en el ser humano, y más cuánto más humano, y más cuánto más lúcido, lo cual se constituye en característica esencial e inevitable del artista; y, por si las moscas añado, del poeta, pues no vaya a ser que alguien dude de que el poeta es un artista cuyas herramientas son la palabra y los tropos y cuyo nutriente es el trauma, de dolor o de amor —añado, por si no fuesen lo mismo, simultánea o sucesivamente—. Lo veo así, tal como dice MH para sus obras: las vivencias dan a las asociaciones de palabras una carga emocional que las llena de diversidad de significados, que se mueven unas veces por encima de la realidad y otras por debajo. La gimnasia mental a la que refiere MH y el esfuerzo posterior de desarrollo, son similares a las manipulaciones del poeta que le permiten universalizar y elevar el nivel de abstracción de sus textos (por un lado alegorías, metáforas, metonimias y sinécdoques y por otra figuras o metaplasmos); de ahí deriva el juego infinito con la escala, con la hipérbole, con la repetición, con la onomatopeya, con los significados, con el contraste… y, muy especialmente, con la contradicción —y añado ‘paradoja’, para imitar más a MH—. Y aún copio más, pues esa lucha para decir lo máximo con lo mínimo, es uno de los agobios principales del poeta riguroso desde el principio de los tiempos.

FJ-12: “En realidad soy el tipo de persona a quien le gusta que su obra tenga de todo: que sea visualmente atractiva, que te llegue tanto a nivel físico como emocional y que también te haga pensar. Si logro que cada una de mis obras funcione a todos esos niveles, me siento satisfecha”, concluye.

XL-12: Eso es también precisamente la principal ansiedad el poeta, mientras genera y cuando escribe, que el poema, el libro o la entera obra tengan de todo: a) que atraiga a la lectura y que ésta resulte atractiva (muy difícil); b) que emocione, aunque el poeta haya hecho un esfuerzo para mantener su propia emoción en la nevera sin dejar de lado el rigor (más difícil); c) que haga pensar, que sacuda las telarañas del lector más reacio y del más exigente (como en el circo, más difícil todavía). ¿Qué poeta no va a querer alcanzar tales objetivos? Incluido esta pluma, novata pero ambiciosa, que con sus móviles y atravesados juegos se eleva a una especie de felicidad cuando alguna lectora, o lector, le escribe para decirle que tal o cual poema —no digamos ya libro— le ha hecho funcionar todos los calores a esos tres niveles.

FJ-13: Y también está el humor. “La gente tiende a pensar que por el hecho de ser de familia palestina y de tocar temas muchas veces graves, no puedo ser graciosa. No ven el sentido del humor que hay en mi obra”.

XL-13: Lo cierto es que no conozco a muchos artistas, y menos a artistas libaneses, y menos a artistas libaneses que tienen que vivir fuera de su país, y desde luego no a MH— lamentablemente—, pero me imagino, tal vez equivocadamente, que el humor forma parte consustancial del arte en cualquier caso. Más el humor abstracto o de fondo (sonrisa a base de esencia de ironía o de sarcasmo) que el humor concreto o de superficie (risa del chiste sobre lo concreto o lo inmediato). Pero es el caso que el primero es más difícil de ver, y no estamos acostumbrados a ver porque no estamos acostumbrados, ni dispuestos, a pensar; no tenemos tiempo, pero si en algún momento lo encontramos, nos damos cuenta de que nos satisface más, porque aprendemos, no lo olvidamos tan pronto y lo echamos de menos cuando no nos lo ofrecen o no lo conseguimos nosotros mismos. También en esto del humor soterrado se hermana la poesía con las demás artes. ¿Será por eso que la poesía tiene pocos clientes? ¿O será por la escasez, ya que no por el exceso? ¿O será que me equivoco y la escasez de humor, sea azul o sea negro, es característica fatal de la poesía? ¿O será cuestión de desinterés por parte de una gran parte de los poetas o de impotencia o dificultad para ello del propio lenguaje poético? Ya me gustaría a mí conocer la respuesta a esas preguntas o, al menos, ser capaz de liberarme del vestido de trascendencia que se le imputa como puerta natural al poder de la poesía; el mejor ejemplo que me viene a la cabeza de poeta de primera división y con sentido profundo del humor, es el chileno Gonzalo Rojas, cuya lectura no puedo menos de recomendar y no sólo por eso.

FJ-14: Una ironía que está siempre presente, y eso queda patente en la dimensión política de su trabajo. Mona Hatoum usa con frecuencia los mapas en sus piezas. “La primera vez que utilicé mapas fue en Jerusalén en 1996. Encontré el mapa del Acuerdo de Oslo entre Israel y Palestina, que se había firmado en 1993. Me pareció muy extraño porque se dibujaban pequeñas áreas, como lunares sin continuidad en un territorio. Se suponía que ese debía ser el mapa de la futura Palestina. Me pareció irónico porque se trataba más de dividir y de imponer reglas que de permitir a la gente que viva junta. Así es que dibujé ese mapa sobre un conjunto de jabones naturales de aceite de oliva, con bolitas de cristal mostrando esas áreas adjudicadas a los palestinos. Quise usar el jabón porque es un material que dura poco, que se disuelve”.

XL-14: Además, el olivo no deja de ser elemento esencial en el paisaje y en la cultura tradicional palestina. Por otra parte, veo que me adelanté al desarrollo de la entrevista al hablar de ironía. El caso es que voy improvisando mis comentarios a cada párrafo y mi memoria no da, ni siquiera desde la atenta lectura global, para recordar qué párrafo viene después de cada párrafo; y encima, es que así me siento más libre. Sigo. Me descoloca un tanto eso de «dimensión política» acerca del trabajo de MH. A ver, resulta que a la poesía se la suele atornillar bien con la etiqueta de pura bien con la de impura; la impura sería aquella que tiene objetivos directos más allá de ella misma, por ejemplo sociales, religiosos, políticos o aduladores y superficiales en general, y la pura la que nada de eso tiene, la que se limita a su interior —aunque reconozco que no es nada fácil definir tal interior, pues después de infinitos y variados intentos es algo que, afortunadamente, está sin resolver—. También me imagino que eso de la impureza asimismo es aplicable al arte, especialmente en este paraíso de hoy en que el arte ya no lo fabrica el pueblo, ni sueña ya con ello, sino que se fabrica para que el pueblo lo consuma; es decir, este paraíso en el cual nos vendían para el día de mañana, y aún lo intentan, aquel Dios implacable en el que cada día cree menos gente, y en mi entorno casi nadie, y que hoy ha sido sustituido por el implacable Mercado, que también nos venden, con más insistente alevosía si cabe, y al que cada día quiere incorporarse más gente, sean fieles y en Él creyentes o resignados ateos. Claro que mi desconcierto era por el empleo del adjetivo «política», pero no por el uso de la metáfora, que es como yo siento que es, en esencia, la sarcástica solución dada por MH a un problema, que es político pero todavía más es profundamente humano. Debo concluir anotando que me encanta que el uso de los tropos y figuras, con la metáfora al frente, no se limite a la poesía, pues lo veo como un indicador de combate contra la resignación y contra la euforia con la cual, por delante y por detrás, el sistema nos penetra cada día.

FJ-15: La exposición que se acaba de inaugurar en Santander mostrará un gran globo terráqueo con los continentes perfilados en neón rojo. Se titula Hot spot: “Es como una jaula formada por los meridianos y paralelos. Las masas de los continentes en neón rojo se ven muy elegantes, pero a la vez hay un zumbido que es como una advertencia. Porque los puntos calientes ya no están restringidos a ciertas áreas del mundo sino que lo abarcan todo, cada vez es más extenso el conflicto y la inquietud. En 2006 cuando Israel bombardeó Líbano, me vinieron a la mente esas ideas. Para mí fue como si todo el mundo estuviera a punto de explotar. El punto caliente es todo el planeta, no solo el conflicto de Oriente Próximo, Irak o Afganistán. Los mapas parecen algo fijado de antemano, pero los que yo hago dan siempre la impresión de movimiento, inestabilidad y hasta de precariedad”.

XL-15: Otra hermosa metáfora, esta vez no sólo a base de imagen sino también con sonido (zumbido de aviso, crujido final), acerca de este paraíso en el que la mayoría existe como puede, pues los que viven son cada vez menos pero aumentan en crueldad. Además, está muy bien explicado en una sola línea: «cada vez es más extenso el conflicto y la inquietud»; y el cinismo activo de los pocos, y la indiferencia, inmóvil e inmovilizada, de los muchos que en el edén están a punto de explotar con él. Sublime me parece la última reflexión sobre su obra, porque así es, ni más ni menos, como contemplo yo a los mapas, digamos al mapamundi, a lo largo de la historia: más o menos negociado —aunque no tanto como nos cuentan— entre los imperios de primera y de segunda fila e impuesto —siempre de forma categórica, es decir, por las malas— al tercer y al cuarto mundo. Y por lo tanto siempre así, en movimiento chirriante, inestable y precario.

FJ-16: Los mapas parecen ser una referencia a la geografía, pero en realidad son tan cambiantes, y tan poco, como lo es la historia. “He hecho muchos mapas y creo que es porque te dan una tremenda sensación de inestabilidad”, afirma. “Los mapas son abstracciones del espacio y es fascinante cómo cada persona es capaz de proyectarse dentro de un mapa. Ofrecí hace poco un taller con niños de los suburbios de París en el que hicimos 14 columpios con mapas de ciudades grabadas en sus superficies. Una metáfora sobre la inestabilidad, pero también quise resaltar que esos suburbios están habitados por gente de muchos grupos étnicos, como ciudades dentro de las ciudades”.

XL-16: Ya veo que, con gran satisfacción por mi parte y aunque sea al final, MH también emplea la palabra metáfora; además, esos contrastes o correlaciones entre mapa e inestabilidad, entre mapa y persona, entre barrios y ciudades, entre etnia y etnia entre arte y niños, entre arte y juego, me parece realmente magnífica. Eso está más cerca de lo cierto, porque lo oficial, sea la historia o la verdad, son siempre mentira, pero la inestabilidad ni siquiera se puede disimular. Bien quisiera yo, al tanto, que tales cuñas vivieran entre mis pelados versos.

FJ-17: Este verano, Mona Hatoum dirigió en el espacio de Villa Iris, de la Fundación Botín, un taller en el que participaron 15 jóvenes artistas de 11 nacionalidades. “Es la primera vez que hacía algo así y fue una gran experiencia”, dice. La exposición que inauguró el jueves en Santander, comisariada por Chus Martínez, incluye piezas realizadas en los últimos cuatro años y dibujos recientes.

XL-17: No quiero terminar sin decir que me complace sobremanera la posición rebelde, y poética, de la artista libanesa; errado o no, pero conscientemente, digo rebelde y no revolucionaria, porque no creo gran cosa en la capacidad revolucionaria del arte ni de la poesía. Lo que, una vez más, destapa mi curiosidad es la alianza, o digamos patrocinio, de la banca con el arte rebelde; me hace recordar una vieja idea de viejo escritor que decía que estaba preocupado porque últimamente todo el mundo hablaba bien de él. En todo caso, vaya mi aplauso para su discurso y para la propia Mona Hatoum, a cuyas exposiciones me gustaría asistir y a la cual me gustaría conocer.

FIN

Xoán A. Leiceaga Baltar, Enero de 2011