Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

REFLEXIÓN

Esta sección se me ocurrió para poder disponer de un espacio complementario a OBRA y CALA pero más flexible — abierto a los lectores, p.ej.—, aunque siempre orientado a «la Poesía y lo poético», y, más en concreto, a aspectos como su sentido, la valoración de su calidad, las aproximaciones a poetas y poemas y a un amplio continuo de buenas ideas (entrevistas, ensayos sobre las diferentes manifestaciones artísticas, etc.). Se debe entender que, naturalmente, los conceptos de poesía y poeta son para mí hermanos de la magia del arte y el artista y por ello tienen cómoda acogida en REFLEXIÓN.

[Ver más en VIDA y SAL / SALudo]

Reflexión 1

Abecedario de escritores – Letras X e Y

  1. Xinjian, Gao (Jangsu, China, 1940)
    (Escritor, P. Nobel 2000): «El escritor es una persona común, corriente, quizá algo más sensible que los demás y, por tanto, más frágil. El escritor no habla como portavoz del pueblo ni como encarnación de la justicia. Su voz es por fuerza débil, pero esa voz, la voz del individuo, es justamente la más auténtica».
  2. Xinjian, Gao (Jangsu, China, 1940)
    (Escritor, P. Nobel 2000): «¿Qué papel le resta pues al escritor? Primero, la búsqueda de la soledad, que le permita ser y expresarse por sí mismo; después, la capacidad de observar la realidad sin intermediarios, para poder ofrecer así su testimonio. El artista se ve así obligado a vivir en los intersticios sociales. Está solo: su perentoria necesidad».
  3. Yanabi, Abdelkáder El (Bagdad, Irak, 1944)
    (Escritor): «Las palabras aprendidas de memoria no son sino policías que frenan el impulso del pensamiento al escribir, e incluso al hablar».
  4. Yeats, William B. (Sandymount-Dublin, Irlanda, 1865-1939)
    (Poeta): 1) «De las disputas con los demás hacemos retórica. De las disputas con nosotros mismos hacemos poemas». 2) «En la poesía se trata de mostrar el mundo desde un punto de vista insólito». 3) «Yo sé que encontraré mi sino / en algún punto entre esas nubes».
  5. Yourcenar, Marguerite (Bruselas, Bélgica, 1903-1987)
    (Escritora): 1) «La tarea del escritor es un arte, o mejor una artesanía, a la tercera o a la cuarta revisión, armada con un lápiz, releo mi texto, ya más o menos limpio, y suprimo todo aquello que me parece inútil. Y es ahí donde triunfo». 2) «Cada alegría inocente es un vestigio del Edén».
  6. Yan-Ming, Tao (China, 372-427)
    (Poeta / 'Borracho y sobrio'): «Un huésped reside en mí, / nuestros intereses no son completamente los mismos. / Uno de nosotros está borracho, /el otro está siempre despierto. / Despierto y sobrio / nos reímos el uno del otro, / y no comprendemos el mundo del otro. / Propiedades y convenciones, / qué tontería seguirlas muy seriamente. / Sé orgulloso, no estés involucrado, / entonces te acercarás a la sabiduría. / Escucha tú, viejo borracho, / cuando el día muere, / enciende una vela».
  7. Yoshiko, Hiramatsu (Japón, s. XX)
    (Poetisa / Haiku): «Cortando la paja / Bajo estrellas marchitas / Mi guadaña golpea una tumba».
  8. Yuji, Kinoshita (Hiroshima, Japón, 1914-1965)
    (Poeta / Haiku): «En la escarcha / de las flores del cerezo / el cuchillo se empaña de grasa».
  9. Yutaka , Hara (Kumamoto, Japón, 1953)
    (Poeta /Haiku): «A la sombra de las montañas / Suben hacia los hielos / Los peces color del viento».
  10. Yutang, Lin (Fukien, China, 1895-1976)
    (Escritor y filólogo): 1) «... la poesía ha asumido en la China (actual) las funciones de la religión, en cuanto la religión es tomada como una limpieza del alma del hombre, un sentimiento del misterio y de la belleza del universo, y una sensación de ternura y compasión por los semejantes y las criaturas humildes de la vida». 2) «Hay dos maneras de difundir la luz: ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja».

Reflexión 2

DESCRIPCIÓN de la MENTIRA

Antonio Gamoneda

«El ÓXIDO se posó en mi lengua como el sabor
de una desaparición.
»

Antonio Gamoneda (Oviedo, España, 1931)

Reflexión sobre el libro
"Descripción de la mentira"
(1975-76 y 2003)

Xoán A. Leiceaga Baltar

Para esta reflexión, sólo en parte mía, parto de varias peanas, dos de ellas primordiales, pues me apoyo en primer lugar en el libro reunido ESTA LUZ de A. Gamoneda, publicado por Galaxia Gutenberg (Círculo de Lectores, Barcelona 2004) y, por otro, en enorme medida, en el magnífico Epílogo escrito por el académico y especialista Miguel Casado para toda la obra ya publicada entonces del autor y que recoge precisamente en Esta luz. La tercera, menos importante, deriva de mis propias lecturas de la recopilación desde que en 2006 tuve la fortuna de adquirirlo. Naturalmente, el resultado de las lecturas (así, en plural y reposadas) fue la inevitable lista de notas que me suelen acompañar cuando un texto subleva los cabellos que ya no tengo y cuyo producto es, en la parte que me toca, la propia reflexión acompañada por el agradecimiento a tanta belleza disfrutada. Hago votos porque la admiración que suscita en mí el nombre del autor no afecte exageradamente a lo que yo pueda paso a paso expresar. Mi intención, que es doble, está en las antípodas de lo comercial y va más allá de rellenar mi sitio web con poesía del más alto nivel (¿lo hay más alto?), pues me contentaría simplemente con ayudar a extender el conocimiento de este poeta excepcional a un planeta mayor que el de aquellos que habitualmente ya lo releemos, tanto geográfica como socialmente. Y con todo ello viaja, naturalmente, mi admiración y el modesto homenaje.

En cualquier caso, debo aclarar que esta propuesta, aunque deba dividirla en ocho partes es menos ambiciosa que la de M. Casado, pues no pretende abarcar toda la obra de AG, sino que se limita al libro Descripción de la mentira y —¿quién sabe?— tal vez después a su continuación natural, que es como veo yo a su siguiente poemario Lápidas.

(Cronología de títulos de Antonio Gamoneda)

La tierra y los labios (Primeros poemas, 1947-1953) / Sublevación inmóvil (1953-1959) / Exentos I (1959-1960 y 2003) / Blues castellano (1961-1966 y 2004) / Exentos II (Pasión de la mirada, 1963-1970) / Descripción de la mentira (1975-1976) / Lápidas (1977-1986) / Libro del frío (1986-1992) / Arden las pérdidas (1993) / Exentos III (1990) / Mudanzas (1961) / Nazim Hikmet (1961) / Negro espiritual (1961) / Edad (1987) / Plinio, Dioscórides y otros (1992) / Mallarmé, Herodías (1996) / Trakl (2003) / Esta luz (Poesía reunida 2004) / Extravío en la luz (2009).

Partes I a VII - Consideraciones generales DM-1, 2, 3, Lectura DM-1, 2, 3
y Apuntes más bien técnicos-1

(Se accede a ellas desde «Ir a Reflexiones anteriores», abajo en esta página)

Parte VIII - Apuntes más bien técnicos-2

[XL-5: De las figuras] Parece oportuno escribir unas palabras acerca de los modos de expresión, conocidos como figuras de pensamiento o de dicción, que en AG son un continuo sumamente original que inunda los poemarios y navega por los versos. Se trata mayormente de algunas de las figuras de pensamiento, en concreto de antítesis (o contraste), interrogación y prosopopeya, aunque también se encuentran hipérboles y parábolas. Veamos algunos ejemplos escogidos exclusivamente de las páginas finales de DM. De antítesis: «Nuestra pasión es trivial», o «en una forma que describe tu desaparición», o «y el mundo es oquedad», o «el miedo ve... tu realidad en la desaparición». De interrogación: «¿Quién habla en esta transparencia?», o «¿qué iglesia luce en nuestros gemidos?», o «¿quién ha entrado en mis oídos?», o, como último verso del poema, «¿Qué hora es ésta, qué yerba crece en nuestra juventud?». De hipérbole: «... una lámpara increíble, una prueba exquisita de la inexistencia». De prosopopeya: «una sola nota, clara como una serpiente», o «no es más feliz que su propia música», o «a los volúmenes cuya visión es la forma más perfecta de la tristeza», o «el muro quieto en la imposibilidad», o «un espesor dotado de melancolía», o «el miedo ejerce de pastor». De parábola: «la naturaleza de los cuerpos es fingir la existencia». Y, para no abusar, sólo uno de figura de dicción, de una muy suave polisíndeton: «el vendedor de higos... y sonreía cerca del cuchillo y la limpieza de su acto era...», o «... y el mundo es oquedad y la hermosura de los adulterios», o «más lenta que la tristeza, más húmeda que labios sobre mi cuerpo». Creo que estos pocos ejemplos poderosos salidos de pocas páginas, dan una idea de la asombrosa potencia poética del lenguaje de AG... Y un fragmento del poemario que todavía no hayamos visto:

No recurriré a la verdad porque la verdad ha dicho no y ha puesto ácidos
en mi cuerpo.

¿Qué verdad existe en el vientre de las palomas?

¿La verdad está en la lengua o en el espacio de los espejos?

¿La verdad es lo que responde a las preguntas de los príncipes?

¿Cuál es entonces la respuesta a las preguntas de los alfareros?

Si levantas una túnica encontrarás un cuerpo pero no una pregunta:

¿para qué las palabras desecadas en cíngulos o las construidas en esquinas
inmóviles, las convertidas en láminas y, luego, desposeídas y ávidas?

Y bien: ¿He sido yo alguna vez cínico como asfalto o pelambre?

No es así, sino que el asfalto poseía mi memoria y mis exclamaciones
relataban la perdición y la enemistad.

[XL-6: Del uso del color] El uso del color o, más en particular, algunos colores, según los casos como adjetivo o como sustantivo y a modo de tropo, generalmente metáfora, son constante habitual en los poemas de AG, en concreto en DM. La palabra azul, uno de las palabras-color más utilizada y que usa, habitualmente, como metáfora del aire, de la transparencia, e incluso de la esperanza. Veamos tres ejemplos: a) «No es una glorificación, no es que la púrpura haya caído sobre mis huesos; / es más hermoso y antiguo: alentar sobre el vinagre hasta volverlo azul»; b) «Vi sombra azul distribuida en sernas, sólo advertida por animales tan antiguos como mi corazón»; y c) «Más la dulzura azul —aquella sombra en el mercurio—». Y la palabra rojo, o o bien a través de otras palabras de ese color, como mercurio o púrpura, son representativos de corazón o sangre. Veamos asimismo tres ejemplos: a) «No es una glorificación, no es que la púrpura haya caído sobre mis huesos»; b) «En este país, en este tiempo cuya pesadumbre se dibuja en lápidas de mercurio»; y c) «éstos cuya quietud es mortífera; / éstos —bajo los cueros aceitados— cuya mirada tiene la agilidad del mercurio». Y la palabra–color amarillo, seguramente el color más empleado, representativa de la muerte y del frío, quizá, en este sentido una de las aportaciones originales de Gamoneda, se puede ver en estos tres ejemplos: a) «La aversión merodea como un perro amarillo»; b) «Mi memoria es maldita y amarilla como un río sumido desde hace muchos años»; y c) «Obscenidad, dulzura fúnebre, ¿quién no bebe en tus manos amarillas?». Y la palabra blanco, que representa la pureza y la inocencia o sus sinónimos, y volvemos a mirarlo también en tres ejemplos: a) «Te detenías bajo las lámparas y los insectos blancos aparecían sobre ti.»; b) «Vi grandes mujeres en los patios (y aquellas lenguas que resplandecían). / Eran grandes y blancas. Más tarde, en las habitaciones, lavan sus cuerpos y sus cabellos descienden»; y c) «Todo es mortal en la serenidad; hay un país para el desengañado // y su visión es tan blanca como la droga de la eternidad». Y finalmente el color negro, representativa de la noche y lo sombrío, como vemos en estos ejemplos: a) «No fue para consolarme aunque acepté monedas quizá más negras que las que existen en tu corazón»; b) «Coronado de yemas negras, como el fresno en sus días de clamor»; y c) «En los establos donde me envuelve la oscuridad yo recibo a la muerte y conversamos hasta que lame dulcemente mis labios». En cuanto a la palabra verde, sigue la vía usual de la prosa de lo joven y lo fresco; dos ejemplos bastarán: a) «El algodón, más verde que los relámpagos de la infancia...»; y b) «es la alegría de las máscaras reunidas en el estudio de la yerba, / verdes y codiciables en los estuarios de la sombra». Y otro fragmento del poemario DM:

Mi memoria es maldita y amarilla como un río sumido desde hace muchos
años.

Mi memoria es maldita. Más allá, antes de la memoria, un país sin retorno,
acaso sin existencia:

hierba muy alta y dulce, siesta en la densidad; aquella miel sobre los párpados.

Era la exudación y penetraba el tiempo. Los insectos se fecundaban sin cesar
y la serenidad los poseía. Pero aquel tiempo no existió: sucedió en la
inmovilidad como la música antes de su división.

Mi memoria es maldita y amarilla como el residuo indestructible de la hiel.

Yo extendía membranas sobre los gritos de la inutilidad. Ésta fue mi justicia,
pero ¿qué ha quedado de mi alma?

No me busques en la justicia. No encontrarás mi cuerpo en iglesias ni en
profecías insufribles como los tábanos en la lengua de los animales
muy enfermos.

Mi amistad está sobre ti y tú no estás debajo de mi amistad. No soy yo
el despojado: tu hermosura es tenaz pero mi cansancio es más
profundo que tu hermosura.

[XL-7: Del hermetismo] Debo terminar: lo sé pero no cómo. Ni sé cómo he llegado hasta aquí, ni por qué ni para qué; tampoco sé a qué viene ahora un apéndice final ni lo que tenga que decir en ellos: ¿Es que hay algunas fecundas insistencias en AG, en las que uno acaba enfangándose? Pues sí, debe ser eso, creo que sí; pero ¿serán, las de interés, precisamente las que yo detecto? Modestamente, no creo que del todo; entre otras cosas, necesitaría de más tiempo para sacudirlas y, si no más, al menos para colocarlas en mi vitrina. Se me ocurre comenzar por esa idea de hermetismo que flota, según parece, sobre los hábitos lectores, o sobre algunos; ¿acaso se trata de un hermetismo premeditado o de un exceso de claridad? Puesto que AG ha ascendido a una cumbre bien alta, donde hace frío y el oxígeno escasea, ¿acaso podría ser acción sencilla la de llegar allí? El camino no es secreto, pero es trocha, a veces cuchilla y a veces elevadísima pendiente. ¿Una oferta así, es de hermetismo o de respeto? Creo que Gamoneda es un poeta extraordinariamente singular y su lectura exige calma y relecturas, o sea, estudio a fondo. ¿Es eso hermetismo u honestidad afilada? Todos sabemos que las cosas que merecen la pena son arduas, sí, y que a veces incomodan o incluso desesperan; pero el hermetismo es una decisión que se hace con sólida cerradura y el caso de AG es lo contrario, pues nos abre su conciencia y su vientre con cuchillo, especialmente en DM. Y aún otro fragmento del poemario:

Tu soledad es ávida. Tu palidez fluye de ti y se divide en largas médulas.
En derredor no ves otra cosa que a ti mismo.

Como el animal que ha masticado su placenta y como las gallinas que
le rodean con ojos giratorios, de ambas maneras estás sucio en ti
y alrededor de ti.

¿Por qué escupes dentro de tu alma? Mientes en la deposición. Yo en
tu lugar mentiría más dulcemente.

Si tu corazón pesase en sus insignias, si tu riqueza fuese tu cansancio,
aceptarías respirar, descansarías de ti mismo.

Yo, en los manjares previos a la muerte, hallo mi lucidez. No son más
lascivos que tus lágrimas.

Siento mi calidad desnuda en su interior. Es líquida y debo cerrar los ojos.

La aversión merodea como un perro amarillo pero mi desnudez trabaja
en la piedad

y sobreviene como leche hervida.

Tú extiendes flujo de otro modo: hueles tu enfermedad en otros cuerpos.
Nadie vendrá con una luz sobre tus llagas.

Tus uñas son azules sobre la misma madera que otros —los más cansa-
dos— pulen cada crepúsculo, cuando se lavan muertos en los patios
y se recibe la serenidad.

Mi desnudez es líquida hasta reflejar el rostro de los suicidas y los mendi-
gos duermen largos sueños con sus oídos puestos sobre mi vientre
y acaso escuchan la ira de sus madres pero duermen.

Yo en tu lugar mentiría más dulcemente.

FIN de la Parte VIII

Xoán A. Leiceaga Baltar, Mayo de 2012