Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

REFLEXIÓN

Esta sección se me ocurrió para poder disponer de un espacio complementario a OBRA y CALA pero más flexible — abierto a los lectores, p.ej.—, aunque siempre orientado a «la poesía y lo poético», y, más en concreto, a aspectos como su sentido, la valoración de su calidad, la aproximación a otros poetas y poemas y a un amplio continuo de ideas o buenas prácticas, además de reflexiones stricto sensu (muestras de poetas desconocidos u olvidados, homenajes, entrevistas, análisis y ensayos sobre otras manifestaciones artísticas, relaciones de frases o versos notables, etc.). Se debe entender que, naturalmente, los conceptos de poesía y poeta son para mí hermanos de magia o mago acerca del arte y el artista, y por ello tienen cómoda acogida en REFLEXIÓN.

[Ver más en VIDA y SAL / SALudo]

Reflexión 1

Abecedario de escritores – Letra I

  1. Ibáñez, Sara de (Poeta) (Tacuarembó, Uruguay, 1910-1971)
    1) (Del poema 'Isla en la luz'): «Se abrasó la paloma en su blancura. / Murió la corza entre la hierba fría. / Murió la flor sin nombre todavía / y el fino lobo de inocencia oscura.»
    2) (Del poema 'Isla en la tierra') «Al norte el frío y su jazmín quebrado. / Al este un ruiseñor lleno de espinas. / Al sur la rosa en sus aéreas minas, / y al oeste un camino ensimismado.»
  2. Ibarbourou, Juana de (Poeta) (Melo, Uruguay, 1892-1979)
    1) (Del poema 'Como una sola flor desesperada'): «Lo quiero con la sangre, con el hueso, / con el ojo que mira y el aliento, / con la frente que inclina el pensamiento, / con este corazón caliente y preso, /... / Mi vida es de tu vida tributaria, / ya te parezca tumulto, o solitaria, / como una sola flor desesperada.»
    2) (Del poema 'La sed') «Cansada me acosté sobre los pastos / con tu brazo tendido, por apoyo. / Y me cayó tu beso entre los labios, / como un fruto maduro de la selva o un lavado guijarro del arroyo.»
  3. Iglesias Serna, Amalia (Poeta) (Menaza, Palencia, Esp., 1962)
    1) (Poema 'Aquel verano'): «Nadie podrá decir, después de todo, / que el tiempo entre tú y yo no ha sucedido. / Fue el verano más lluvioso que recuerdo / como si el cielo estuviera envenenado. // Qué fácil aprender los perfiles del miedo, / intuir el instante que detiene las horas. / El verso se hizo turbio / y el cuerpo autodidacta. // En los brazos de agosto se quemaba el crepúsculo / y tú me enseñabas / el camino de vuelta a la memoria / y a beber en el cáliz donde habita el olvido.»
    2) (Poema 'Toma también mis ojos') «Toma también mis ojos, / la decisión de fecha escurridiza / y llévame a aprender tierra de nadie / o inciertas geografías. // Toma el camino túnel o imán de mi memoria. / Enséñame a mirar senderos, nubes, / nervaduras, metáforas. // El espacio reiterado del deseo / en su mapa de arterias no resuelve / el crucigrama de mi nombre.»
  4. Iglesias Ferriols, Rosa (Poeta) (Valencia, España, 1958)
    1) (Poema '¡Despierta!'): «¡ Gorriones ! / Abrigad vuestros refugios con cálidos árboles / que no teneis herméticas puertas cerradas / ni a los secretos ni a los nidos ni a las almas. // Alertaos los unos a los otros, pajarillos, / de estos retornos tan invernales / y tan decepcionantes... del frío.»
    2) (Del poema ?La últma palabra') «Hay un puñado de mentiras / que nos quieren hacer creer... / Tantas barbaridades nos enseñan / intentando invitarnos a vivir... // Pero la realidad es tan clara / como el agua / como el vidrio de la ventana / mirando invisible cara a la luz»
  5. Iglesias de la Torre, Pilar (Poeta) (Valladolid, España, 1952)
    1) (Poema 'Temo no ser vientre'): «¿Qué es la garganta cuando no es voz? / ¿Qué el vientre intenso de la tierra? / Inventaron / el largo y ancho, coordenadas de un destino / abocado a la extinción. / Patrón de iridio a veces, las manos / vuelan / en caricia, bálsamo / benévolo / al quebrar el tú / en la estela del no tiempo. Septum / transverso, en la etérea sinfonía del diálogo. / Justo en ese punto, / confluencia del pretil abismal de los delirios, donde la espalda de la hierba/ suda cenizas de holocausto... Justo / en el latido irreverente de la muerte, / diáfano se muestra / el agujero de gusano que al espacio dinamita plegándole, sin pausa. / ¿Dije palabra / en el olvido homicida de la siembra, / en el vestíbulo limítrofe del coma?... Sí, / dije palabra y dije grito y dije letra / y también, lazo, / matriz de alfar perenne / hacia la única boca posible. // Temo / deshabitarme / sin el suero vital del pergamino, aquél / que lloró durante años / la oscura soledad / en la cripta del durmiente... Temo / no ser vientre, no ser voz, ni siquiera playa / donde verter pueda, la ola, / su azucena. // Temo, no ser ola »
  6. Ignatieff, Michael (Pensador, expolítico) (Toronto, Canadá, 1947)
    1) (Opinión): «La educación monolingüe viola los derechos de las minorías y encierra a las mayorías en su propio lenguaje.»
    2) (Opinión) «Cualquier sociedad que tiene un museo dedicado a sus momentos históricos más difíciles y dolorosos es una sociedad capaz de curarse.»
    3) (Sobre los derechos humanos) «No hay nada sagrado en las personas, nada que merezca la idolatría o un respeto trascendental. Basta con la prudencia para justificar la protección a los individuos de la violencia de las organizaciones (estados, religiones, ...) y de las costumbres.»
  7. Ingersoll, Robert G. (Pensador) (Dresden, New York, EEUU, 1833-1899)
    1) (Opinión): «Un hecho nunca hizo sociedad con un milagro. La verdad desprecia la esistencia de milagros. Un hecho siempre apoyará a otro hecho en el universo, y así se sabe si este es, o no, un hecho. Una mentira solo apoya a otras mentiras.»
    2) (Opinión) «La ignorancia es el terreno en el cual crecen las creencias y los milagros.»
    3) Opinión) «Cualquiera que viva del trabajo de otros es deshonesto. No importa que ocupe un trono.»
  8. Isozaki, Arata (Arquitecto) (Oita, Japón, 1931)
    1) (Opinión): «"Mi estilo es una suma de estilos. Trato de concentrarme en un proyecto a la vez y con cada proyecto intento subir un peldaño más. Por eso no me gusta repetir soluciones... Sin un estilo me siento libre y esa es la única consistencia de mi estilo.»
  9. Iwasaki Cauti, Fernando (Escritor) (Lima, Perú, 1961)
    1) (Del humor): «Es difícil precisar si el humor nace o se hace, pues antes de aprender a reírnos de nosotros mismos —esa fase superior del humorismo, según los marxistas chaplinistas— es necesario comenzar desternillándose de alguien o de algo.»
    2) (Del humor) «"La melancolía, el pesimismo y la independencia crítica le van mejor al humor que el optimismo, la jovialidad y los compromisos trascendentales.»
    3) (Del humor) «Desde la melancólica certeza me atrevo a ponerle algo de humor propio al asunto, pues, al fin y al cabo, españoles y latinoamericanos publicamos en castellano, y por más solemnes que tratemos de ser, nuestras ventas siempre serán de risa.»
  10. Iza, Ana María (Poeta) (Quito, Ecuador, 1941)
    1) (Poema 'Invasión'): «En perfectas escuadras de belleza / los pájaros invaden la tarde con sus alas. / La cintura del viento / se retuerce / en los brazos fornidos de los árboles / y suspiran las hojas débilmente / por los besos que crujen en las ramas. / Es sábado. / No me hace falta más para sentirme libre / en un mundo de esclavos.»
    2) (Poema ''Llamémosla Lucy) «Sofisticada / por decir tres uno uno uno // Por temor a las patas de gallo / nunca reía / Prefirió la expresión de las estatuas / a la sonrisa // Jamás lavó platos / ni fregó ropa // Tampoco suyo el nombre / del Rey de "La Rodina" // Caja de nácar / envase de agua fría / concha de perla sin llanto ni vida.»

Reflexión 2

Reflexión 2

ABECÉ de MUJERES POETAS – Letra I

Ana Istarú

ANA ISTARÚ - Vida y poemas

(San José, Costa Rica, 1960)

Reflexión 2

Con la primera versión de la sección Reflexión-2, continente y contenido, he procurado ser prudente — limitadamente, en poesía no veo adecuado su exceso— para evitar desorientar a los improbables lectores con cambios seguidos o bruscos. Así, estuve una buena temporada trabajando sobre entrevistas que me llamaban la atención entre personajes de la poesía o del arte en general; después me surgió una especie de euforia —no repentina, por cierto— hacia el maestro poeta Gamoneda, al cual dediqué un gustoso esfuerzo al respecto de su sublime y largo poema Descripción de la mentira. Y ahí sigue estando la doble colección completa de ya más de treinta secciones bajo el botón pulsable de Ir a reflexiones anteriores.

Creo, ahora, que ya es el momento de hacer un nuevo derrotero, esta vez de más larga duración —si el cuerpo aguanta—, y siguiendo una vía semejante a la que viene indicando la sección Reflexión-1, la del abecedario. Por otro lado, mi corazoncito me viene reclamando hace tiempo una complementaria dedicación a la mujer —la mujer poeta— que ayude a suavizar los abundantes defectos históricos y, a la vez, me sirva para reconocerles su general valía y sus aportaciones en este campo de la creación. Y, naturalmente, sirva de agradecimiento especial a mis lectoras, que asombrosamente son más de una.

Esa es la razón de que el 1 de julio de 2012 haya iniciado, como Reflexión-2, el ABECÉ de Mujeres Poetas que espero completar de la A a la Z, siendo mía la selección de autoras y textos. Para cada letra iré buscando lo que entienda más oportuno y posible; después de Anna Ajmátova y las siguientes (ver Ir a reflexiones anteriores), espero que la siguiente elección resulte buena (mi preferencia es elegir poetas en español, pero a veces me vence una devoción o una sorpresa).

Fuentes: Páginas varias de internet, entre ellas «www.artepoetica.net/», «poemas911.com/poemas-ana-istaru-obras-poeticas/» y «poemas-del-alma.com/ana-istaru.htm/».
Selección y comentarios: Xoán A. Leiceaga Baltar

Vida de Ana Istarú

Ana Istarú, seudónimo literario de Ana Soto Marín, nace en San José, Costa Rica el 3 de febrero de 1960, en una familia pudiente y con nivel e intereses intelectuales. Se hizo actriz y escritora, especialmente cultivadora del teatro y la poesía. En lo que respecta a sus publicaciones literarias ha recibido muy buenas críticas y premios que la ubican entre las más prestigiosas escritoras de su tierra. Algunas de las menciones internacionales más importantes fueron el María Teresa de León y el Hermanos Machado, ambos entregados en España para los autores y actrices de teatro destacados.

En su adolescencia publica su primer libro de poesía, Palabra nueva. De su enfoque se ha dicho que se encuentra impregnado de erotismo y que refleja de forma muy espontánea y colorida la esencia de la mujer y los sentimientos más profundos de la mujer. El jurado del Premio Latinoamericano EDUCA comenta, a propósito del galardón del libro Poesía escogida. Nueva edición: “Transido de alta temperatura erótica sostenida de principio a fin, se expresa en un vocabulario personal y estricto logrando así, en tan difícil tema, un armonía de expresión emotiva con un gobierno infalible de la forma”. Del total de su obra poética, suelen ser consideradas como importantes Verbo Madre, Poemas abiertos y otros amaneceres y La estación de fiebre.

A partir de 2002, Istarú escribe columnas de opinión, primero en el semanario El Financiero y después en la revista dominical Proa de La Nación. Sobre ellas, que en 2010 reunió en el libro 101 artículos, dice: “Mi estilo de escritura no busca la objetividad, es escandalosamente subjetivo con el afán de seducir al lector con juegos de palabras, ritmos, pero, sobre todo, con ideas”.

Obra poética de Ana Istarú

Palabra nueva (Imp. Trejos, Costa Rica, 1975) / Poemas para un día cualquiera (Ed. Costa Rica, 1977) / Poemas abiertos y otros amaneceres (Ed. Costa Rica, 1980) / La estación de fiebre (Ed. Univers. Centroamericana, San José, 1983) / La estación de fiebre (reedición Ed. Torremozas, Madrid, 2011) / La muerte y otros efímeros agravios (Ed. Visor Libros, Madrid, 1991) / Verbo madre (Ed. Mujeres, Costa Rica, 1995) / Poesía escogida (Ed. Costa Rica, v. 2007 y v. 2011) /

DOCE poemas de Ana Istarú

Al dolor de parto

Hola dolor, bailemos.
Serás mi amante breve
en este día.

Tu sirena de barco,
tus anillos sonoros en mi boca:
ya lo sé.

Oh bestia de Jehová,
muerdes a quemarropa.
Hola dolor.
Bailemos, qué más da.

Ya te miraré arder, rabioso,
solo en tu ronda

y yo botando espuma por los pechos,
gozando al reyezuelo,
oliendo el grito de oro
del niño que parí.

Algún día

Algún día
algún misterioso día húmedo
me volcaré en mí misma para siempre,
y no podrá nadie llamarme
por mi nombre,
porque seré un encierro de paz,
único y eterno.
Algún día húmedo,
con el sello infinito de dos palabras:
no volveré.
Y la vida abierta y dolorosa
bajará rodando por las gradas.

De los cuerpos celestes

El firmamento me convoca. Restriega
su plácida testuz,
su pelusa de argento, su pescuezo
de hielo troquelado
en las lanas calientes
de mi panza de loba.
El universo
restriega su frágil cornamenta
en este globo terráqueo de mi cuerpo.

La suavidad del pan que no ha nacido

La suavidad del pan que no ha nacido
sostiene sus caderas,
un lomo terso de venado,
la curvatura del melón,
altas mejillas donde escribió
su adiós final la espalda.
Cómo no amar a este varón
sentado en sus dos lunas,
volcado como un río sobre el lecho.
Amo su boca tocada por la abeja,
amo sus higos apretados,
amo esta órbita doblemente dulce:
detenidos ocasos sus dos nalgas,
oh gloria de la esfera, las dos copas
en que lo habrán vertido un día.
Su grávida ternura me devuelve
a las cosas más terrenas.
Los ángulos equinos, el traje circular del universo.
Cómo no amar a este varón tocado
con piel de albaricoque en la cadera.

Sobre tu frente

Sobre tu frente
los lirios mal heridos.
Si de un racimo terso
como agosto,
al leño duro vas y vienes
¿qué me queda?
Acuno tu vehemencia,
la sosiego,
un pecho y otro doy
a tu embestida. Cristales
me acoracen. ¿Qué me queda?
La luna por almohada
ha de lavarte
la pena calcinada de la nuca.
La hilacha fiera
de la angustia
traza tristes telares,
tiende un ovillo persistente
en tus pupilas.
He de zurcir en tu iris gramos brillantes.
Tanta faena. ¿Qué más yo puedo,
qué dos brazos cruzados,
qué nada que me asista, ni qué nadie? ¿Y así?
Sobre tu frente
estos lirios mal heridos:
pues hierbabuena y mi fe.
¡Bebe el milagro!

Yo, La Hembra Fiera

Yo, la marsupial,
la roedora,
la que no tiene tregua,
la que ha juntado ramas,
la que escoge las hierbas con las zarpas heridas,
la que gasta los cobres de su lengua
para fraguar el nido
y está midiendo el viento,
y acapara el lado oculto
de todas las colmenas,
la que atina a mirar los trajes de la luna
y quiere desovar,

la que fue fecundada
con un polen antiguo
y está que la revienta
la gloria de la estirpe,
n la que tan sólo espero un signo de los astros
para tirarme
con un rugido ronco a dar a luz,

yo, la hembra fiera,
la traidora,
la taimada,
la que a la muerte ha echado
a perder
su cacería.

Venus Encinta

Pleamar
soy, curvatura:
Venus hermosa
saliendo de su baño
con los pechos en punta, negrísimas
sus flores compitiendo
en latitud
con la Pulpa preciosa
de su vientre
redondo como vela,
repleto como el mundo.

Testimonio

Yo,
la que yació
sobre su lomo arqueada en buena lid,
la que bebió entre ahogos
los cálices del semen, pues visto está,
yo soy las fauces de la luz;

la que tornó en sarmiento y crecimiento constante
ese licor profano venido de varón;

la que forjó en umbrosos yacimientos carnales
un cordero de sueño, un pájaro aturdido,
un extracto del ángel donde brillan mis genes;

la que ha mirado
abrirse en abanico su entrepierna,
la que arrancándose del vientre rayos,
peleando con el león de su dolor, girando
como un viaje de centauros por su cuerpo,
he dado a luz;

yo,
quiero testificar:
estoy aquí frente a este ser que tiembla,
el que emana una esencia de gardenias calientes.

Beso sus pies calizos. Reverencio
el desgarrón del oro en su pañal.
En su saliva toco la leche del vacío,
lo que mueve a mis pechos a abrir sus surtidores.
Estoy bajo el embate de la dicha,
doblada por el talle.
Soy otro ser que tiembla, transparente.

Yo,
la del pelambre de loba,
la del anca cobriza y garra restallante,
soy su rehén.

Nadie pretenda quebrantar mi cautiverio.

No Soy La Doncella Sagrada

Tu amor me será hoy
dos veces grato.

No soy, lo has visto,
la doncella sagrada
y ocupo por lo tanto
de tus buenos oficios
para soltar los cascos de la especie
por mi cuerpo.

Imprímeme en la boca
tus aceites marinos
y en la palabra madre
la palabra deseo.

Ábrete sexo

Ábrete sexo
como una flor que accede,
descorre las aldabas de tu ermita,
deja escapar
al nadador transido,
desiste, no retengas
sus frágiles cabriolas,
ábrete con arrojo,
como un balcón que emerge
y ostenta sobre el aire sus geranios.
Desenfunda,
oh poza de penumbra, tu misterio.
No detengas su viaje al navegante.
No importa que su adiós
te hiera como cierzo,
como rayo de hielo que en la pelvis
aloja sus astillas.
Ábrete sexo,
hazte cascada,
olvida tu tristeza.
Deja partir al niño
que vive en tu entresueño.
Abre gallardamente
tus cálidas compuertas
a este copo de mieles,
a este animal que tiembla
como un jirón de viento,
a este fruto rugoso
que va a hundirse en la luz con arrebato,
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados
los pezones del aire, los dos senos del día.

Mi único pájaro

Hoy llevo puesto
mi vestido tierno.
Y la casa está dorada
como un jarro de miel.
Hoy,
cuando el cielo ascendía de nuevo
sobre mi árbol
he arrancado de un soplo
el único pájaro que tenía.
Cuando se alejaba,
parecía que el alma se me llenaba de plumas.
Y un solo pájaro atravesó la mañana.
Debe de estar desangrándose
en el tejado oscuro de tu casa.
Esta mañana el único pájaro
que me quedaba
se ha roto hasta apagarse,
aurora que se desgarra.
Esta mañana,
cuando el sol
sembraba de margaritas
todos los rincones.

—Tu puerta estaba cerrada—

Vida

Vida:
sella mi pacto contigo.
Hunde tus brazos azules
por el arco de mi boca,
derrámate como un río
por las salobres galerías de mi cuerpo, llega
como un ladrón, como aquel
al que imprimen en la frente de improviso
el impacto quemante de la dicha,
como quien no puede esconder más bajo el abrigo
una noticia magnífica y quiere reírse solo,
y está el amor que se le riega por los codos
y todo se lo mancha,
y no hay quien lo mire que no quiera
besar dos veces las palmas de sus manos.
Vida: asómate a mi carne, al laberinto
marino de mi entraña,
y atiende con arrobo irreprimible
a este niño infinitesimal
urdido por el cruce de fuego de dos sexos.
Por él he de partir en dos mi corazón
para calzar sus plantas diminutas.
Vida: coloca en su cabeza de la altura de un ave
el techo de tu mano. No abandones jamás
a este cachorro de hombre que te mira
desde el sueño plateado de su tarro de luna.
Coloca, con levedad silvestre, tu beso inaugural
en sus costillas de barquito de nuez. No lo abandones,
es tu animal terrestre, el puñado de plumas
donde se raja el viento.
Vida: acoge a esta criatura
que cabe en un durazno.
Yo te nombro en su nombre su madrina.
Alzo por ti mi vientre.
Vida: abre los brazos.

FIN de los poemas de Ana Istarú

Xoán A. Leiceaga Baltar, Marzo de 2013