Esta sección se me ocurrió con objeto de disponer de un espacio complementario a OBRA y CALA pero más flexible, más abierto — al lector, p.ej.—, aunque siempre orientado a «la poesía y lo poético», y, más preciso, a aspectos como su sentido, la valoración de su calidad, la aproximación a otros poetas y poemas y a un amplio continuo de ideas o buenas prácticas, además de reflexiones stricto sensu (homenaje o muestra de poetas apenas o nada conocidos u olvidados, entrevistas, análisis y ensayos sobre otras manifestaciones artísticas, recordatorios de poemas, frases o versos notables, etc.). Se debe entender que, naturalmente, los conceptos de poesía y poeta son para mí hermanos de magia o mago acerca del arte y el artista, y por ello tienen cómoda acogida en REFLEXIÓN.
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AMINA SAÏD - Vida y poemas
(Túnez, 1953)
Reflexión 2
Con la primera versión de la sección Reflexión-2, continente y contenido, he procurado ser tímido —ineficaz es el exceso— para evitar desorientar a los improbables lectores con lo inestable o lo brusco. Así, estuve una buena temporada trabajando sobre entrevistas que llamaban mi atención entre personajes de la poesía o del arte en general; después fue surgiendo una euforia tranquila hacia el maestro poeta Gamoneda, al cual dediqué un gustoso esfuerzo, en concreto de su sublime y largo poema Descripción de la mentira. Y ahí sigue estando, como todo lo demás, bajo la doble colección de ya más de un mes de meses bajo el botón pulsable de Ir a reflexiones anteriores.
Mediado 2012, creí que era el momento de un nuevo derrotero, esta vez de más larga duración —si el cuerpo aguanta— y siguiendo una vía semejante a la que viene indicando la sección Reflexión-1, la del abecedario. Por otro lado, mi corazoncito me venía reclamando hacía tiempo una complementaria dedicación a la mujer —la mujer poeta— que ayude a suavizar el abundante defecto histórico y, a la vez, me sirva para reconocerle su general valía y sus aportaciones en este campo de la creación. Y, naturalmente, sirva de agradecimiento especial a mis lectoras, que asombrosamente son más de una.
Esa es la razón de que el 1 de julio de 2012 haya iniciado, como Reflexión-2 el ABECÉ de Mujeres Poetas, que espero completar de la A a la Z, desde mi selección posible de autoras y textos. Para cada letra iré buscando lo que entienda más oportuno y accesible, desde la primera, Anna Ajmátova, y las sucesivas (ver Ir a reflexiones anteriores). Espero que la siguiente elección resulte óptima (mi preferencia es elegir poetas en español, pero algunas letras se resisten y además, más de una vez, me vencen las devociones).
Fuentes: Páginas varias de internet, entre ellas:
«http://batalladepapel.blogspot.com.es/»
«http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista/.... /said.html/»
«http://olerki-poesia1.blogcindario.com/2007/03/........ .html/»
«http://www.zurgai.com/archivos/201304/»
«http://mujerdelmediterraneo.blogspot.com.es/2012/03/amina-said....html/».
Selección y comentarios: Xoán A. Leiceaga Baltar
Vida de Amina Saïd
Amina Saïd (Túnez, 1953), nacida de padre tunecino y madre francesa, es poeta, escritora, periodista y traductora instalada en la lengua francesa. Hizo su carrera de Lengua y literatura anglófona en la Universidad de la Sorbona, en París, donde reside desde 1979, aunque visita regularmente su país natal, en el que habita casi toda su familia.
Ha publicado artículos, sobre todo para la revista Joven África, varias recopilaciones de poesía y dos conjuntos de cuentos: «En la cultura árabe los géneros mayores son la poesía, en primer lugar, y los cuentos. Curiosamente, lo que yo he escrito; los cuentos fueron escritos en mis momentos de nostalgia de mi país natal; se trata de fábulas tunecinas que había escuchado en mi infancia, contadas por mi abuela y a la cual, por ello, he querido rendir ese homenaje». Sus poemas han sido traducidos a numerosos lenguas — entre ellas alemán, árabe, español, inglés, italiano y turco—, lo que asimismo ocurre con el resto de su obra literaria (prosa y ensayo). Por su obra poética ha recibido varios premios: el Jean-Malrieu 1989, que otorga la revista Sud; el Charles Vidrac de la Société des gens de lettres en 1994, así como el premio internacional Antonio Viccaro, Marché de la poésie de 2004. Como miembro del jurado ha estado en el premio Max-Pol Fouchet.
Mujer y mediterránea, Amina ha bebido de dos culturas, digamos opuestas para entendernos, pues representan Oriente y Poniente de una existencia así marcada desde el origen, desde antes incluso que su nacimiento como poeta. Una existencia situada a ambos lados de un espejo que la luna ilumina en una reflexión perpetua e inevitable; los dos lados de una barrera invisible, pero tan vigorosa que condiciona todo el material con el que Amina construye y deconstruye sus recuerdos, sus deseos y sus sueños. Penetrar la poesía de Amina es penetrarse a uno mismo, pues a pesar de las distancias, por encima de las culturas y de las razas, más allá de las lenguas y de la Historia, Amina escribe desde la soledad y el silencio: lugares que por su universalidad no saben de patrias.
Obra poética de Amina Saïd
Paisajes, noche pulverizable, (Ed. Barbare, Vitry-sur-Seine, 1980)
Metamorfosis de la isla, (Ed. Arcantère, París 1985)
Arenas Funámbulas, (Revista Sud n°84, 1989)
Ningún otro lugar, (Ed. Écrits des forges, Trois-Rivières, 1992)
La una y la otra noche, (Ed. Le Dé bleu, Chaillé-sous-les Ormeaux, 1993)
Marchar sobre la tierra, (Ed. La Différence, Paris, 1994)
Yacimientos de luz, (Ed. La Différence, Paris, 1998)
De diciembre a la mar,(Ed. La Différence, Paris, 2001)
El dolor de los umbrales (Ed. La Différence, Paris, 2002)
El horizonte siempre es extranjero, (Ed. Artalect, Paris, 2003)
En el presente del mundo, (Ed. La Différence, Paris, 2006)
Tumbas para siete hermanos, (Ed. Al Manar, Neuilly-sur-Seine, 2008)
La ausencia inacabada, (Ed. La Différence, Paris, 2009)
Las Estaciones de Aden, (Ed. Al Manar, Neuilly-sur-Seine, 2011)
hacia ti vengo…
hacia ti vengo con el corazón vacío y pleno
de lo que en mi tanto espera
de los infinitos rostros de nuestra tierra
su sol vertical la mañana sobre el mar
sus hombres sus mujeres sus pesadas piedras
sus islas negras sus fuentes sus jardines vivientes desiertos
sus pistas ocre que no se terminan
sus corrientes donde se miran los caballos
su palpitación de arteria sus piraguas
liras curvas sobre la frente de las aguas
amigos hacia nosotros ustedes vinieron
nosotros no lo olvidaremos
somos huéspedes…
somos huéspedes desconocidos
en la casa del mundo
el mar la ola el escollo
el navegante descubriendo
la ausencia de boyas
somos el ojo que ve el ojo
y la visión que nos borra
somos aquello que miramos
en el fondo de los ojos
y que sabe que somos
somos lo único y el número
la cosa y su contrario
la multiplicación de lo visible
el ojo abierto sobre lo invisible
Esomos la sombra de la sombra
que entre la oscura claridad del sueño dormita
somos la huella sobre la arena
somos cada letra del alfabeto
somos el oráculo y el homenaje
la máscara suspendida en el árbol
el templo y el objeto ofrecido
a la luz muerta del templo
somos la pregunta
que no exige respuesta
somos la pregunta y la respuesta
ya que ellas no suman más que uno
somos el círculo
que se crea él mismo ad infinito
caminamos a grandes pasos en los dos sentidos
el calendario de los hombres
como una escala del horizonte
antes de ser invitados a franquear
de un salto el vacío que nos separa
de nuestro nacimiento
oscilando entre ebriedad y terror
somos eso que sabemos
y aquello que ignoramos
lloramos lágrimas de ámbar
somos la primera y la última palabra
la estrofa y el canto
y la boca que deseamos
aferrar a la cara del silencio
somos la mano insumisa
que traza el signo
el vértigo delante del abismo
abierto por el poema
cuando una palabra en nosotros duda ser dicha
alcanzamos la soledad más íntima
somos el paso y la marcha
el camino y la vía
y el último umbral que franquearemos
somos el lugar donde termina el mundo
aquel donde comienza
para quien nació cerca del mar
siempre el cielo será reflejo
de aquella otra parte que nos ha formado
la memoria es vasta como el mundo
esta no es una ausencia tú me acompañas
como jamás me ha dejado
el canto de la mar en sus espirales de nácar
cuando tú vengas (porque tú vendrás)
es fuera del tiempo de los hombres
tú habrás hecho tu duelo de las nubes
como cada día la tierra se anudará a la luz
tú vendrás y quizás serás tú
el último serás tú el primero
el mundo es vasto como la memoria
a veces me pregunto quién habla por mi boca
quién hace éste sueño antes del alba
o entre el milagro del día
quién transcribe las palabras sobre la página
me sopla los silencios
troquela mis noches en cuartos
y condensa el rumor del mundo
en un suspiro de mujer
cuando yo venga (porque yo vendré)
ignoraremos el claro de luna helado
el rosario de los días y de las noches
extendidos entre la palma luminosa del sol
no sabremos más nada del mundo
y lo conoceremos todo
estaremos tan lejos de él que estaremos muy cerca
el tiempo que dura un vistazo alargaremos el tiempo
nos recordaremos nos olvidaremos
reviviremos el tiempo de infancia
seremos parlanchines seremos mudos
nos enraizaremos en las venas de la luz
cuando tú vengas (porque tú vendrás)
será para nuevos nacimientos
cerraremos las pupilas gemelas del sueño
seguiremos con la mirada navíos invisibles
contando hasta siete siete veces
y seremos pacientes impacientes
tormentosos apacibles porque de la palabra
al silencio y del silencio al aliento
habremos estado muy cerca de abolir el tiempo
vértigo despertares secretos
has tomado el lugar del día y el de la noche
desde entonces temo la prueba
y la multiplicación de las horas
rota sobre el espejo de tu cielo
soy una estrella muerta
una impronta vacía un reflejo
voy al azar desligada de la tierra
me miro vivir con los ojos cerrados
sobre los espejismos sin consecuencia del mundo
y permanezco sin excusa
caigo entre el eco impreciso del silencio
mientras que incineran mis sombras
que existían sin mi
no vuelvo la cabeza más que al llamado de mi nombre
yo bordeo lo imprevisible
el sufrimiento se burla de mí
el día la noche me hacen falta
la espera desposa la soledad
y la sombra que desciende sobre mi
rodea de negro mis ojos
yo me corono de indiferencia
y lloro arco iris inconcebibles
tengo bajo la lengua un delirio de palabras
que uno no se imagina y que solo libera
el vértigo transparente de los pájaros
estoy por fuera del espacio
ya no se saludar el tiempo
como en otra lengua
se oculta el secreto de las vocales
signos invisibles que el ojo recrea
yo inauguro la pérdida de un rostro
el ojo es una estrella entre un cielo negro
una lágrima de luz traza su surco
entre la claridad que hará el día
la hoja de los cuerpos cortará el espacio
llevamos el recuerdo de una ribera antigua
la antorcha del tiempo se consume
el ser refugiado en el ser busca su sombra
lenguaje perfecto del silencio
yo me empeño en hacer revivir
el pasado entre mi ojo izquierdo
el ojo derecho que el sol ilumina
se inventa un futuro incierto
yo no concibo la tierra sin el cielo
la luz sin el sacrificio de las tinieblas
el agua sin la sed de las piedras
el poema sin el ser el lugar sin la búsqueda
soy el absoluto del círculo y su tensión
la noche y la iluminación la sombra
y el umbral el fuego y el símbolo del fuego
yo soy mil yo soy una
yo comienzo y me recomienzo
entre el infinito de las metamorfosis
entre el calendario inagotable del tiempo
yo accedo a tu séptimo día
en el poema siempre…
en el poema siempre
oiré el silencio
antes que la palabra
beberé de su misma boca
entonces nacen las cosas
las palabras el mundo
yo digo: en el poema siempre
oiré el silencio antes que las palabras
y tú respondes: si hay un dios
ahí es donde vive
descubro la exacta vertiente
de la sombra y de la luz
donde termina donde comienza
y si hay un dios sí
ahí es donde vive
dormí en un lecho de rocas…
dormí en un lecho de rocas durante tres siglos
vi cosas que los hombres olvidaron
medí la distancia que separa el cielo de la tierra
leí las líneas de la mano pronuncié los oráculos
una voz que no era la mía habló por mi boca
desaparecí en una ciudad a su vez desaparecida
unos jinetes armados invadieron nuestras llanuras
permanecimos a la espera de otros bárbaros
el mar se retiró de las puertas de mi ciudad
me gané el favor de los ríos de la tierra
adorné el día con el tatuaje de mis sueños
mi rostro vio mi otro rostro
no oí la voz que me llamaba
la mano que me buscaba no me encontró
nací varias veces de cada estrella
morí otras tantas con el sol de los días
muy pronto me embarqué hacia ninguna parte
pedí una habitación en la patria de los otros
no había hecho nada antes de nuestro adiós
viví en el poniente en el levante y en el espacio del viento
era esa extranjera que acompañaba a la noche
dos veces extranjera entre norte y sur
grabé pájaros tristes en unas piedras grises
dibujé esas piedras y las habité
construí balsas donde no había océanos
levanté tiendas donde no existían desiertos
unas caravanas me llevaron hacia un sueño de oriente
mis caligrafías viajaron a lomos de las nubes
recordé la nieve de los almendros
seguí la ruta aérea de los pájaros
hasta el monte de la luna en los plumones de los nacimientos
aprendí y olvidé todas las lenguas de la tierra
encendí una hoguera con todas las patrias
algunas noches bebí del frasco del olvido
busqué mi estrella en el lecho de las estrellas
guardé tu amor en el hueco de mi mano
tejí una alfombra con la lana del recuerdo
desplegué el mundo bajo el arco de los orígenes
vendé las llagas del crepúsculo
hice gavillas con mis estaciones para regalárselas a la vida
conté los árboles que me separan de ti
éramos dos en esta tierra ahora estamos solos
me ceñí un cinturón de palabras en el talle
cubrí con una mortaja la ilusión de los espejos
cultivé el silencio como una planta rara
fulgor tras fulgor descifré la noche
la muerte me cortejó durante un tiempo
busqué en el sol la dirección del sol
me acosté en mi tumba y me levanté
me perdí luego me encontré de una génesis a la otra
te esperé sin esperarte
hasta que te convirtieras en poema
mezclé la carne con la arcilla y con la luz
mezclé el aliento con lo que ya era aliento
viví en la cálida casa de tu voz
hice que los recuerdos nacieran antes de que vivieran
oculté mi amor bajo los pudores de la sombra
me pregunté cómo decirlo antes de decirlo
y por qué no lo decía
dije que ya era hora de ir a ti
me arrastré hasta tus labios por un lecho de espinos
creí que lo que nos unía
era aquello que nos hacía semejantes
busqué en ti un país una lengua
alejándome del sueño me acerqué a él
ennegrecí páginas con la noche del poema
el pájaro negro del silencio las rozaba una a una
aún no sé qué lengua me habla y me absuelve
tomé un sendero de luz que conduce al horizonte
mi país: un ramo de adioses recogidos al hilo del tiempo
desenrollé sus orillas como una estera de alfa
encontré un nombre para lo que queda de la niñez
para florecer entre tus brazos
tiré a un pozo las naranjas del recuerdo
dibujé mi amor con tiza en una muralla de agua
nada permanece en la memoria de los hombres
caminaba en mí y lejos de mí
a veces una sombra se casaba con mi sombra
en cada partida cortaba un lazo
liberaba el pájaro de fuego de las cenizas de la memoria
caminaba en ti y lejos de ti
me alié con el alfabeto de la arena
con las ondulaciones de la ola
con la paz que cierra tus párpados
mi canto será a imagen de esa paz
reconocí el alba en el alba dentro de su mirada
quise el día a imagen de los que amo
dispuse la noche para la cosecha del sueño
cortejé lo visible abracé lo invisible
lo leí todo de la tierra en el gran libro de la tierra
fui testigo de lo efímero y de la eternidad del instante
me demoré en el umbral de cada umbral
nuestros muertos llamaban desde la otra orilla
las líneas de su mundo surcaban nuestras manos
el eco de sus voces se agotaba en la distancia
los suicidios de la sangre eran otras tantas piedras
en las murallas del tiempo
di mis primeros pasos en el limo de los ríos
me enterraron viva en la arena bajo un mar de dunas
taparon la caverna – que mi sueño sea eterno
exiliaron mi cuerpo al interior de mi cuerpo
borraron mi nombre de todos los registros
hasta los esponsales de las dos orillas
llevé en mí el vacío como la boca de un ahogado
diciembre desapareció tras el horizonte
llamé – sólo el silencio estaba atento
vi a los siglos perderse hasta nosotros
el granado volvía a florecer entre las estelas
mi ciudad cambiaba de señores como de aderezos
mi tierra: una nube al margen del levante
por qué buscar un lugar si somos el lugar
mi sombra recorrió un largo camino hasta llegar a mí
un día entré en la casa de la lengua
puse dos pájaros en el nido del corazón
atravesé el espejo del poema y este me atravesó
confié en el relámpago de la palabra
deposité un amor rebelde en la primavera de los árboles
y liberé mis manos para que volasen las palomas
cuerpo de mujer…
cuerpo de mujer
cual posible jardín
esperanza de lugar
con sus frutos plenos
sus comienzos múltiples
su parte de eternidad
la luz secreta
de su sombra incendiada
sobre el columpio de la tierra
ella vacila ya
con todo el peso de la noche
en su faz sombría
la noche se implanta
yo invento
el séptimo día de mi nacimiento
el séptimo día de mi nacimiento
yo hablé el lenguaje
del mundo de donde venía
atestigué la sombra
que era sombra
de otra luz
que nadie veía
el séptimo mes de mi nacimiento
mi boca tomó la forma del vacío
grité para decir lo verdadero
y aquello que el presente me había enseñado
del pasado del futuro
pero nadie me entendía
el séptimo año de mi nacimiento
soñé aquello que había sido
sobre la página cuadriculada del mundo
tracé letra tras letra
para hacerme recordar
aquello que me haría falta olvidar
y aquello que ya moría en mí.
De YACIMIENTOS de LUZ: todos los caminos…
todos los caminos
conducen al mismo lugar
las brasas del mundo
ennegrecen su paso desmedido
queman
nuestras lenguas inquietas
en sí mismo
el poema se busca
es esta agua negra
que nos deslumbra
cuando le restituimos
un lejano resplandor de estrella
De YACIMIENTOS de LUZ: el poema
el poema
funda su propio lugar
afirma nuestras soñadoras estaciones
intenta la incierta fusión
del día y de la noche
por el poema
por lo que tiembla
y arde en sus alas
liberarse
del peso del mundo
FIN de los poemas de Amina Saïd
Xoán A. Leiceaga Baltar, Febrero de 2014