Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

REFLEXIÓN

Esta sección —cuyo título pretende ser orientativo—, pensada para el lector (y para mí, por qué no), se me ocurrió para disponer de un espacio complementario a OBRA pero más flexible, aunque sin salir de lo poético. Así, puede ser dirigida a cualquiera de sus aspectos, como el sentido o la calidad; las aproximaciones u homenajes a poetas, sean modernos o no, conocidos o no tanto, actuales u olvidados; a ensayos o entrevistas singulares; a la historia o semblanza de poetas o poemarios; a poemas notables o pensamientos o frases breves; en suma, un continuo enfocado a la reflexión, que bien se presenta o bien se provoca. Se debe entender, naturalmente, que los conceptos de poesía y poeta son hermanos de magia y mago, es decir, del arte y el artista, que por ello tendrán grata acogida en REFLEXIÓN.

[Ver más en VIDA y SAL / SALudo]

Reflexión 1

Abecedario de escritoras – Letra T

  1. Tadjo, Véronique (Costa de Marfil, 1955) (Poeta, escritora) (Costa de Marfil, 1955)
    1) ('Frase'): «Comprender. Disecar los mecanismos del odio.»
    2) ('Pájaros'): «Qué avecilla puedo ser yo / ahora que me han cortado las alas / Qué mujercilla puedo ser yo / ahora que me ha cortado las trenzas / Qué madre gran madre puedo ser yo / ahora que me han quitado los hijos.»
  2. Takajo, Mitsuhashi (Poeta de Haiku) (Narita, Japón, 1899-1972)
    1) ('Haiku'): «Adiós. / Más allá de la neblina / una niebla más profunda.»
    2) ('Haiku'): «Sobre un trineo sin luz / a la caída del día / en la llanura nevada.»
    3) ('Haiku'): «Bajo esta luna / duermo al lado de alguien / que va a morir.»
    4) ('Haiku'): «En las gotas de rocío / ataré mi obi como de costumbre / en un día agonizante.»
  3. Talavera de Fracchia, Ida (Poeta en guaraní y pintora) (Asunción, Paraguay, 1910–1993)
    1) ('Libro/Poema'): «Esto de andar'): "Esto de andar en sombras / de luces dibujadas, / esto de andar a tientas / palpando / los muros en tinieblas, / desfigurando rostros, / probando otros disfraces, / acuñando palabras, / mimetizando voces. // Esto de andar / huyendo sin moverse / deshaciéndose en chispas / hasta que sin saberlo / se llega a ser ceniza / sin haber sido nunca / consciente de ser llama. // Esto de andar buscando / el propio rostro, / manoteando el vacío / sin poder asir nada.»
    2) ('Libro/Poema'): «Anoche me desperté / lamentando / por qué me dejaste / así / tan sola. // Mirando el camino blanco / quedé / con los ojos secos. // Ya son tres lunas / las que salieron y pasaron / y a ese que yo amo / no he vuelto a ver. / Está por soltarse / la curda de mi alma. / Ya no me alimento, estoy flaca, / estoy seca, // como estrellas invernales, mis ojos / brillan, / y esta mi añoranza / no descansa más, / de noche y de día hurgan / esta tierra, / y me desesperan, / no duermo más.»
  4. Tanning, Dorothea (Poeta, artista) (Illinois, EE.UU., 1910-2012)
    1) ('Frase'): «La creación artística siempre ha sido una balsa donde nos refugiamos para no naufragar en nuestra cordura.»
    2) (De 'Mujer saludando a los árboles'): «... // Los ociosos que pueblan los bancos / empiezan a fijarse. / «Hay gente para todo…», / se oye decir. / Muchos tienen los ojos / perdidos en el suelo, / como si de verdad no hubiera nada / que mirar, hasta que / ahí va esa mujer / saludando a las ramas / de estos viejos árboles. Alzad / la frente, amigos, mirad arriba, / puede que veáis más / de lo que nunca os pareció posible, / justo ahí donde algo / la saluda tal vez para decirle / que ha visto lo maravilloso.»
  5. Tavares, Ana Paula R. (Poeta) (Lubango, Angola, 1952)
    ('Vinieron muchos'): «La massambala crece a mirada desnuda. / Vinieron muchos / en búsqueda del pasto / traían ojos llenos de lágrimas por el polvo y la sed / y el ganado perdido. / Vinieron muchos / con la promesa de pasto / de césped gordo / de las tranquilas aguas del lago. / Vinieron de manos vacías / pero ojos de sed / y sandalias gastadas / en la búsqueda de pasto. / Se quedaron poco tiempo / pero todo el pasto se gastó en la sed / mientras la massambala crecía / a mirada desnuda. / Partieron con los ojos llenos de pasto / limpios de polvo / llevaron el ganado gordo y las muchachas.»
  6. Teaiwa, Teresia (Poeta, profesora) (Honolulu, Hawai, Kiribati, ~1950)
    ('Para Salomé'): «"Un viaje de 1000 millas comienza bajo nuestros pies”: / "En la tierra. Madre Tierra / Padre cielo. // Dicen en ciertas partes del Pacífico que / Los hombres tienen alas / Mientras / Las mujeres sólo tienen pies. // Algunos, en otras partes del pacífico, dicen / Que mientras las mujeres pertenecen a la tierra / Los hombres pertenecen al mar. // ¿Has visto y escuchado alguna vez / A una mujer de pie en la playa / Lamentarse al cielo y al mar? / Si lo has hecho has sentido entonces / La paz del dolor y el dolor de la paz.»
  7. Teasdale, Sara (Poeta suicida) (St. Louis, Missouri, EE.UU., 1884-1933)
    ('Llegarán suaves lluvias'): «Llegarán suaves lluvias y el olor de la tierra, / y golondrinas dando vueltas con sus débiles sonidos; // Y ranas en los estanques cantarán por la noche, / y ciruelos silvestres de trémulo blanco. // Los petirrojos vestirán su emplumado fuego, / silbando sus caprichos sobre una baja alambrada. // Y nadie sabrá de la guerra, nadie // se preocupará al final cuando haya concluido. / A nadie le importará, ni a pájaro ni a árbol, // si la humanidad pereció completamente; // Y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer / apenas se dará cuenta que nos hemos ido.»
  8. Tenca Mariani, Elsa (Poeta) (Buenos Aires, Argentina, ~1950)
    ('Por-venir'): «Los líderes los miran con un solo ojo / no ven la inequidad / ni las noches crueles del invierno / Los tutelan solamente / con la apariencia fugaz del oro. // Quizá mañana una mariposa se pose, / y los colores de su eco / desarmen la codicia. / En ese momento los niños del mundo / vivirán libremente en los días por venir.»
  9. Thénon, Susana (Poeta, fotógrafa) (Buenos Aires, Argentina, 1935-1991)
    1) ('No'): «Me niego a ser poseída / por palabras, por jaulas, / por geometrías abyectas. / Me niego a ser / encasillada, / rota, / absorbida. / Sólo yo sé como destruirme, / cómo golpear mi cabeza / contra la cabeza del cielo, / cómo cortar mis manos y sentirlas de noche / creciéndome hacia adentro. / Me niego a recibir esta muerte, / este dolor, / estos planes tramados, inconmovibles. / Sólo yo conozco el dolor / que lleva mi nombre / y sólo yo conozco la casa de mi muerte.»
    2) ('No es un poema'): «Los rostros son los mismos, / los cuerpos son los mismos, / las palabras huelen a viejo, / las ideas a cadáver antiguo. // Esto no es un poema: / es un grito de rabia, / rabia por los ojos huecos, / por las palabras torpes / que digo y que me dicen, / por inclinar la cabeza / ante ratones, / ante cerebros llenos de orín, / ante muertos persistentes / que obstruyen el jardín del aire. // Esto no es un poema: / es un puntapié universal, / un golpe en el estómago del cielo, / una enorme náusea / roja / como era la sangre antes de ser agua.»
  10. Tibi, Lina (Poeta) (Damasco, Siria, 1963)
    1) ('Nadie'): «Cuando abrí la puerta / y no había nadie / cuando barrí el suelo / y no había polvo / cuando me senté a la mesa / y contemplé / los minuteros del reloj que / giran / las cortinas incrustadas con / el sol, / los libros, / la cama, / las paredes pegadas / la lámpara que no es / movida por el aire / la percha que afloja sus / hombros / cuando grité y no había eco / me aseguré de que no / había nadie, / nadie en esta casa / nadie, nadie / atlas / echó a rodar la pelota.»
    2) ('El tiempo de la rosa'): «¿Cuándo fue la rosa? / ¿En qué tiempo pasado se / abrió? / ¿Cuáles fueron los primeros / labios que la besaron? / ¿Quién respiró su aroma? / Y en las mañanas / madrugadas / ¿Cuál fue el rocío más / previo? / ¿Qué abeja? / ¿En qué jardín? / ¿En qué patria? / ¿Cuándo fue la rosa?.»
  11. Tiranti, Sonia (Poeta) (Asunción, Paraguay>Argentina, ~ 1950)
    1) ('Que los pájaros no se pierdan detrás del mar - II'): «Hoy ronda tu piel / acariciadora ronda, me anda. // Tristeza, mujer rondante, en mi cuerpo. // Tristeza trajo hoy, mantas, para cubrirme. // Tristeza, dame de comer plumas blancas. // Como plumas blancas / mastico plumas / me baño en plumas. / Se aleja entonces tu presencia / de los vapores del sueño.»
    2) ('Que los pájaros no se pierdan detrás del mar - V'): «No importa quien sea el dueño del sueño. / Solo sé que él / vino a buscarme. / Mordió mis talones. / Me obligo a caminar / desnuda, sobre el desierto. / (Sólo yo seguía oliendo flores.)»
  12. Trejo Sirvent, Marisa (Poeta, maestra) (Chiapas, México, 1956)
    1) ('Eso ya lo sabes - I'): «Eso ya lo sabes / Estás en todos / En los pequeños ruidos de la calle / En cada esquina de este cuarto / Y en los miles de años de mi vida / Pero hoy / Te busco en las intimidades de mi cuerpo / En cada impulso de mi sangre / En los papeles atesorados / En esa música lejana / Que me trae el viento de la madrugada.»
    2) ('Eso ya lo sabes - II'): «Te busco inútilmente / Sin brújula / A destiempo / Lejos / Lejano / A doce mil kilómetros de las Ramblas / Donde deambulas tú también / Buscándome esta noche.»
  13. Tuqan, Fadwa (Poeta) (Nablus, Palestina, 1917-2003)
    1) ('Dolores de parto'): «El viento sopla el polen en la noche / a través de las ruinas de hogares y campos. / La tierra se estremece de amor, / con el dolor de dar a luz, / pero el conquistador nos quiere hacer creer / historias de sumisión y rendición. // ¡Oh Aurora Árabe! / Dile al usurpador de nuestra tierra / que el parto es una fuerza desconocida para él, / el dolor del cuerpo de la madre, / que la tierra cargada de cicatrices / inaugura vida / en el momento del amanecer / cuando la rosa sangrante / florece en la herida.»
    2) ('Cómo nace la canción'): «Cogemos las canciones / de tu cansado y derretido corazón, / y bajo el denso mar de las tinieblas, / con amorosa luz, / holocaustos e inciensos, las amasamos. / Insuflamos en ellas la fuerza del pedernal y de la roca, / y luego las tornamos a tu límpido y puro corazón, / ¡oh, pueblo combatiente y paciente!.»
  14. Turkka, Sirkka (Poeta) (Helsinski, Finlandia, 1939)
    1) ('Tú eres mi razón de vida'): «Tú eres mi razón de vida. / Pero no me quieres, / quieres a tu nuevo abrigo verde, / duermes encima de él. / El gallo duerme en el ropero de la entrada. / Te veo partir, se va alejando tu espalda / hasta que el abrigo y tú os desvanecéis del todo: / tantas veces te he visto de espaldas. / Este arte lo conozco, este tipo de talento / que no se puede aprender, no abre / sus puertas a nadie, y quien está dentro / ya no puede escapar. / Pero tú siempre regresas. / Yo te miro y vuelvo / un arenque crudo por la cola, como un martillo / lo disparo a su órbita / y con precisión aterriza junto al gato blanco / el que anda con la cabeza torcida, / con los ojos angustiados, siempre aparte. / El que tiene una lesión en su alma, / acaso un mal para toda la vida.»
    2) ('V'): «El tiempo del vino y de las rosas / se acaba para ti / en el instante que la persona hermosa que tenías / a tu lado te deja. / Cuando te deja, / la rosa queda tan sola, / el vino queda en el vaso como una escultura.»

Reflexión 2

ABECÉ de MUJERES POETAS – Letra T

Marina Tsvietaieva.jpg

MARINA TSVIETAIEVA - Vida y poemas

(Moscú, 1892 – Yelábuga, Tartaristán, 1941)

Reflexión 2

Con la primera versión de la sección Reflexión-2, continente y contenido, he procurado ser tímido —ineficaz es el exceso— para evitar desorientar a los improbables lectores con lo inestable o lo brusco. Así, estuve una buena temporada trabajando sobre entrevistas que llamaban mi atención entre personajes de la poesía o del arte en general; después fue surgiendo una euforia tranquila hacia el maestro poeta Gamoneda, al cual dediqué un gustoso esfuerzo, en concreto sobre su sublime y largo poema Descripción de la mentira. Y ahí sigue estando, como todo lo demás, bajo la doble colección, de ya más de un mes de meses, bajo el botón pulsable de Ir a reflexiones anteriores.

Mediado 2012, creí que era el momento de un nuevo derrotero, esta vez de más larga duración —contanto que el cuerpo aguante— y siguiendo una vía semejante a la que viene indicando la sección Reflexión-1, la del abecedario. Por otro lado, mi corazoncito me venía reclamando hacía tiempo una especial dedicación a la mujer —la mujer poeta— que ayude a suavizar el abundante defecto histórico y, a la vez, me sirva para reconocer su singular valía y sus aportaciones en este campo de la creación. Y, naturalmente, sirva de agradecimiento sensible a mis lectoras, que asombrosamente valen por un millón.

Esa es la razón de que el 1 de julio de 2012 haya iniciado, como Reflexión-2, el ABECÉ de Mujeres Poetas, que espero completar de la A a la Z, desde mi selección posible de autoras y textos. Para cada letra iré buscando lo que entienda más oportuno y accesible, desde la primera, Anna Ajmátova, y las sucesivas (ver Ir a reflexiones anteriores). Espero que la actual elección, resulte óptima (mi preferencia es elegir poetas en español, pero algunas letras se resisten y encima, más de una vez, me vencen las devociones).

Fuentes: Páginas varias de internet, entre ellas:
«http://es.wikipedia.org/wiki/Marina_Tsvetáyeva»
«http://www.acantilado.es/autores/Marina-Tsviet%C3%A1ieva-1174.htm»
«http://www.taringa.net/posts/arte/5397747/Marina-Tsvietaieva...htm»
«http://http://el-placard.blogspot.com.es/2011/02/poemas-de-marina-tsvetaieva.html»
«http://http://franciscomendez.blogspot.com.es/2013/03/obra-pictorica-marina-tsvietaieva.html»
«http://www.poeticas.com.ar/Biblioteca/Antologia_virtual_Tsviataieva/frame.html»
Selección y comentarios: Xoán A. Leiceaga Baltar

Vida de Marina Tsvietáieva

Marina Tsvietáieva (Moscú, 1892 – Yelábuga, Tartaristán, 1941) era hija de Iván Tsvetáiev, fundador del Museo Pushkin de Moscú y, a su vez, tuvo dos hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui. Fue una poeta precoz, inclasificable, un espíritu libre que se negó a constreñir su arte a definición alguna. Vivió en Rusia hasta 1922, año en que se exilió, después de la revolución rusa con su marido, Serguéi Efrón, que era un oficial en activo, primero en Praga (Bohemia, Chequia) en 1922 y luego en Francia en 1925.

Sus catorce años en Francia transcurrieron entre la desdicha y la depresión. En 1939 volvió a la Unión Soviética para reunirse con su marido, que ya había regresado a Rusia con su hija Ariadna. Pero en ese mismo año su marido y su hija fueron arrestados; a Serguéi lo fusilaron en 1941, su hijo fue enviado a trabajar en un campo de minas y Ariadna sería rehabilitada en 1955. En Rusia, Marina padeció la represión oficial, con origen en Stalin, y no pudo encontrar vivienda ni trabajo; era tan pobre que tuvo que enviar a su otra hija, Irina, a un orfanato, en donde las condiciones eran tan desastrosas que pereció de hambre. Al comienzo de la Gran Guerra, Marina fue evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde dos años más tarde, condenada al ostracismo, puso fin a su vida con la horca: «La vida es un lugar donde no se puede vivir», eso dijo Marina.

Pese a todas esas desdichas (y de la conciencia escrita de ellas) dejó una obra viva, de impresionante calor, intransigente y llena de valentía, que fue salvada de la destrucción y del olvido por su hija Ariadna Efrón. En la Unión Soviética permaneció casi inédita hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a ser conocida mediante publicaciones literarias en hojas clandestinas. Ni siquiera fue valorada por muchos de los escritores rusos de prestigio; por ejemplo Nabókov, que había escrito de ellas «leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza», aunque parece que había rectificado su prejuicio, se negó a encabezar su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta hace muy poco, con la publicado en Rusia su obra completa, que incluye también su prosa. Hoy se considera que su lírica es un tesoro de la literatura rusa y ha sido traducida recientemente al español.

Obra poética de Marina Tsvietáieva

Álbum de la tarde, 1910
Linterna mágica, 1912
De dos libros, 1913
Campo de cisnes, 1917-1921
Leguas, 1921 y 1922
Fin de Casanova, 1922
Separación, 1922
Versos a Blok, 1916-1921
Psique, 1923
Profesión, 1923
Después de Rusia, 1922-1925
Versos a Chequia, 1938-1939

DOCE poemas de Marina Tsvietáieva

A Alia, mi hija

Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,

perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.

Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,

y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata

en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,

por la desgracia alzados, en el año terrible:
tú eras pequeña y yo era joven.

A Rainier Maria Rilke

Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aun en el sueño profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.

En invierno

De nuevo, tras las paredes,
cantan los lamentos de las campanas.
Algunas calles entre nosotros.
¡También palabras!
La ciudad duerme en la bruma,
la hoz plateada aparece,
la nieve cubre de estrellas
tu cuello.
¿Hieren las invocaciones del ayer?
¿Cuánto tiempo nos duelen las heridas?
Seductora y renovada se burla,
esta mirada brillante.
Para el corazón es (¿castaña o azul?)
más importante que páginas sabias.
La escarcha blanquea
las flechas de las pestañas.
Tras las paredes callaron
los lamentos agotados de las campanas.
Algunas calles entre nosotros.
¡También palabras!
La luna purificada se inclina
hacia las almas de libros y de poetas,
la nieve cae
sobre tu esponjoso cuello.

Hilos

Paciencia: así las piedras se rompen.
Paciencia: así las muertes esperan.
Paciencia: las noticias maduran.

Te esperaré —con los dedos anudados—
Así espera la Soberana por su mancebo.
Con paciencia, como las rimas esperan;
con paciencia, como les roen las manos.

Te esperaré —la mirada en la tierra.
Dientes los labios. Pasmo. Piedra.
Con paciencia, como el placer se prolonga.
Con paciencia, como se ensartan las cuentas.

Crujido de trineo: crujido en una puerta.
Estruendo del viento.
Llegó el más alto decreto:
cambio el reinado: el cortesano ya vuelve.

Y la casa:
No es terrestre
pero es mía.

Insomnio 2

Así como me gusta
besar las manos
y ofrendar nombres,
también me gusta
abrir las puertas
¡de par en par! a oscuras noches.

Apoyando la cabeza,
oyendo recios los pasos
haciéndose más ligeros,
viendo cómo el viento mece
este bosque somnoliento
y desvelado.

¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
En el medio de la noche
alguien se ahoga.

Mi día es desordenado

Mi día es desordenado, y absurdo:
al mendigo pido pan,
al rico ofrezco limosna.

En la aguja enhebro un rayo de luz,
al ladrón le doy la llave,
con polvos blancos encubro mi palidez.

El mendigo no me da pan.
el rico no acepta mi dinero,
el rayo no pasa por la aguja.

El ladrón entra sin llave,
y la tonta llora a lágrima viva
en ese día sin gloria, inútil día.

Mis versos, temprano escritos

Mis versos, temprano escritos
aún no sabía que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa,

lanzados como ágiles diablillos al asalto
del santuario donde todo es sueño e incienso,
mis versos de juventud y de la muerte
—¡mis versos, que nadie lee!—,

en el polvo del estante dispersos
—¡que ninguna mano toca! —,
como los vinos preciosos, mis versos
tendrán asimismo su hora.

Pasar a hurtadillas

Tal vez la mejor victoria,
sobre el tiempo y la gravitación,
es pasar sin dejar huella,
es pasar sin dejar sombra
sobre los muros...

Tal vez ¿será mejor diversión
con el dedo de Johann Sebastian Bach
no tocar el eco de los órganos?
Desintegrarse sin dejar cenizas
para las urnas.

Tal vez ¿y renunciando a vencer?
¿Dejando de reflejarse en los espejos?
O como Lérmontov por el Cáucaso
pasando a hurtadillas sin asustar a las rocas.

Tal vez ¿engañar para vencer?
¿Escapar de latitudes?
O así, por este océano del tiempo
pasando a hurtadillas sin asustar a las aguas.

Psique

No soy una impostora – vine a mi casa,
y no soy la criada – no necesito pan.
Soy tu pasión, sosiego de tu domingo,
tu séptimo día, tu séptimo cielo.

Allá en la tierra, me daban monedas
y colgaban en mi cuello ruedas de moler.
¡Querido! ¿Acaso no me reconoces?
¡Soy tu golondrina – la psique!

Se ha ido. Ya no como

Se ha ido. Ya no como:
se quedó sin gusto el pan.
Se ha ido – sería tiza
si yo lo llego a tocar.

...Para mí, era el pan,
era la nieve;
que ya la nieve no es blanca
y el pan no sabe a nada.

Tu alma y la mía son gemelas

Tu alma y la mía son gemelas
como mis manos: la derecha con la izquierda.
Tan cálidas y tan tiernas están unidas
tal las alas de un pájaro dormido.
¡Por un ciclón separados quedamos,
por un abismo, tú y yo, como dos alas!

Ya es hora

Ya es hora. Para este fuego
ya soy vieja.
El amor es más viejo que yo.
Tiene cincuenta eneros
la montaña.
Más viejo es el amor:
viejo de fósil, viejo de sierpe,
más que el ámbar de Livonia,
más que los barcos fantasmas,
más que las piedras, más viejo que el mar…
Pero el dolor en mi pecho,
es ya muy viejo, es más viejo que el amor.

FIN de los poemas de Marina Tsvietáieva

Xoán A. Leiceaga Baltar, Mayo de 2014