Xoán Leiceaga Baltar

POESÍA

REFLEXIÓN

Esta sección nació para disponer de un complemento a OBRA, más abierto y flexible, con el foco siempre en «lo poético»: el sentido, la calidad y, sbre todo la aproximación a poetas (muestras de poetas —famosos, o apenas o poco conocidos u olvidados—, poemas, frases o versos notables, entrevistas y ensayos, etc.). Se asume que la «poesía» es hermana de «alquimia y arte» y por ello estos tienen acogida en REFLEXIÓN.

[Ver más en VIDA y SAL / SALudo]

Poetas iberoamericanos

Viaje por ARGENTINA-1

1 - Poeta RAMÓN de ALMAGRO (Buenos Aires, 1934)

Flores silvestres

Si al pasar frente a una tumba
descubres flores silvestres
flores que ninguna mano
ha plantado.
No lo dudes
ahí debajo
yace un poeta.

Mi poema

Mi poema está ahí
uno más
entre millones
que andan dispersos por el mundo
Son tantos los poemas
como son tantas
las doradas hojas del otoño
Pero un día
de pronto
por algún motivo o sin ningún motivo
tu mirada se detiene en él
y mi poema se ilumina
Tus ojos lo observan
y mi poema se siente hermoso
Tus ojos lo leen
y ese poema brilla
como una estrella
Luego, mientras tú prosigues el camino
mientras te alejas
llevando sobre ti
algo de ese brillo
que se va apagando
mi corazón agradecido
te grita "gracias".

Todavía

Todavía
soy un poeta humilde
Todavía soy un poeta
desconocido
Todavía
no he escrito
nada maravilloso
nada extraordinario
nada que se parezca
a una obra de arte
Pero tengo un buen
justificativo
Todavía
Todavía
no te he visto pasar.

2 - Poeta JULIO F. CORTÁZAR (Ixelles, Bélgica, 1914-1984)

Después de las fiestas

Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,

qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,

eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.

El breve amor

Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiédose en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo—
(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?)

Tala

Llévese estos ojos, piedritas de colores,
esta nariz de tótem, estos labios que saben
todas la tablas de multiplicar y las poesías más selectas.
Le doy la cara entera, con la lengua y el pelo,
me quito las uñas y dientes y le completo el peso.
No sirve
esa manera de sentir. Qué ojos ni qué dedos.
Ni esa comida recalentada, la memoria,
ni la atención, como una cotorrita perniciosa.
Tome las inducciones y las perchas
donde cuelgan las palabras lavadas y planchadas.
Arree con la casa, fuera de todo,
déjeme como un hueco, o una estaca.
Tal vez entonces, cuando no me valga
la generosidad de Dios, eso boy scout,
y esté igual que la alfombra que ha aguantado
su lenta lluvia de zapatos ochenta años
y es urdimbre nomás, claro esqueleto donde
se borraron los ricos pavorreales de plata,
puede ser que sin vos diga tu nombre cierto
puede ocurrir que alcance sin manos tu cintura.

Una carta de amor

Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo.

Como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

3 - Poeta MARCELO D. FERRER (La Plata, 1957)

Adiós

Salpicados de gotas
que lloramos por dentro,
envueltos en silencios,
¡insaciados de sentimientos!
nos dijimos adiós.

Cruel esquivo al que la vida nos sometió...
En una absurda mascarada,
devorábamos al tiempo,
y el tiempo,
vengativo,
nos devoró.

Caricias

¿Te han acariciado sin rozarte la piel?

Irradia el ser destellos,
¿humanos?
Inmanejables... irrazonables.
Suspiros enérgicos del material...
Del que está hecha la vida.

¿Qué insubordina tanta magia dormida?
¿Borrascas de otras vidas?
¿Es la sabiduría del alma
irrumpiendo la monotonía?

Inanunciado anónimo segundo
que une el origen y el fin y el todo
desbordando destellos
del portal de la piel.

Brilla la mirada
se tensa la palma morando su entraña,
no roza sustancia.
Acelera el ritmo el pecho...
Se detiene el tiempo.
Alguien,
lejos,
toca tu cuerpo.

Despertares

Una musa sisea en los árboles
canto de despertares.
En sus capullos
los crisantemos perfuman el aire.

Las aves dejan huella en consortes viajes.
Con sigilo
mil ángeles colorean paisajes.

La tierra bulle bajo el tibio sol de la tarde...
En reverde romance
la vida hace su alarde.

Brilla la mirada
se tensa la palma morando su entraña,
no roza sustancia.
Acelera el ritmo el pecho...
Se detiene el tiempo.
Alguien,
lejos,
toca tu cuerpo.

4 - Poeta Pedro M. Obligado (Buenos Aires, 1892-1967)

Mis errores

No fue sino un error esperar tanto
las cosas que, quizá, no han existido
y esforzarme por ser lo que no he sido,
como aquel que sin voz, estudia canto.
No fue sino un error, lo mismo,
cuanto luché por comprender,
cuanto he querido;
y olvidar como el árbol florecido,
la otoñal enseñanza del quebranto.
El amor resultó un malentendido;
y así, hasta fue un error el desencanto,
pues perdí lo que nunca he conseguido.
Hoy, ante todo lo soñado y lo sufrido,
sé que aunque en mi experiencia, no adelanto,
gracias a mis errores he vivido.

Nada más

¿Nada más que tu amable disciplina merezco,
y el cariño oportuno que dices que me das,
y sonrisas piadosas para el mal que padezco?
¿Nada más, nada más?
Yo sé que no te he dado sino un alma sincera,
y un amor que no buscas y que no buscarás,
Y los días opacos de una vida cualquiera.
Nada más, nada más…
Tal vez como un sonido que se pierde en la altura,
vagamente en ti misma, mi ensueño sentirás;
y será mi recuerdo, delicada amargura.
Nada más, nada más…
Pero cuesta volverla juiciosa, a la esperanza,
mostrarle que su ensueño querido está de más,
Y sólo es una sombra que sobre el suelo danza.
Nada más, nada más…

No tiene importancia

Esta pena mía
no tiene importancia.
Sólo es la tristeza de una melodía,
y el íntimo ensueño de alguna fragancia.
—Que todo se muere,
que la vida es triste,
que no vendrás nunca, por más que te espere,
pues ya no me quieres como me quisiste—.
No tiene importancia…
Yo soy razonable;
no puedo pedirte ni amor ni constancia:
¡Si es mía la culpa de no ser variable!
¿Qué valen mis quejas
si no las escuchas;
y qué mis caricias desde que las dejas
quizá despreciadas porque fueron muchas?
¡Si esta pena mía
no es más que el ensueño de alguna fragancia,
no es más que la sombra de una melodía!
Ya ves que no tiene ninguna importancia…

Poetas del mes

1 - Poeta Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges.jpg

JORGE L. BORGES - Vida y Poemas

(Buenos Aires, Argentina, 1899-1986)

Notas de vida y obra

Borges consideraba que había heredado dos tradiciones de sus ancestros: militar y literaria. Su árbol genealógico lo entronca con ilustres familias de estirpe criolla y anglosajona, e incluso portuguesa. Su padre, Jorge G. Borges, fue abogado y se dedicó a impartir clases de psicología; era un ávido lector y tenía aspiraciones literarias que concretó en una novela y algunos poemas; además tradujo a Omar Jayyam de la versión inglesa. Su madre, Leonor Acevedo Suárez, era uruguaya. Él creció como bilingüe español-inglés y a los 71 años dijo: «Si tuviera que señalar el hecho capital de mi vida, diría la biblioteca de mi padre. En realidad, creo no haber salido nunca de esa biblioteca».

La poesía fue el fundamento de su quehacer literario, y el ensayo y la narrativa le reportaron el reconocimiento universal. Sobre su vasta cultura y el andamiaje de una prosa precisa y austera, elaboró una obra de gran solidez, en la cual manifestó con ironía su delicado lirismo y sus distanciamientos. Su estructura narrativa altera las formas convencionales del tiempo y del espacio para crear mundos alternativos de gran contenido simbólico. Sus relatos toman la forma de acertijos, o potentes metáforas de trasfondo metafísico; también escribió una considerable cantidad de crítica literaria. Entre sus intereses destacan la mitología, la matemática, la teología y la filosofía, y su integración. Obviamente, la ceguera influyó mucho en su obra posterior. Entre otros premios, en 1961 comparte con Samuel Beckett el Formentor y en 1979 recibe el Cervantes

DIEZ poemas

Al vino

En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.
Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.
En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.
Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías.
Vino que como un Éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.
En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de Cristo.
En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.
Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.
Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.
Vino del mutuo amor o la roja pelea,
Alguna vez te llamaré. Que así sea.

Arte poética

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
Cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

El enamorado

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

El instante

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el árbol de Adán y el otro leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
Otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

El mar

Antes que el sueño (o el terror) tejiera
mitologías y cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares
y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía.

El remordimiento

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
Feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

El suicida

No quedará en la noche una estrella.
No quedará la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.

Las cosas

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

Milonga de Manuel Flórez

Manuel Flórez va a morir.
Eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.
Y sin embargo me duele
decirle adiós a la vida,
esa cosa tan de siempre,
tan dulce y tan conocida.
Miro en el alba mis manos,
miro en las manos las venas;
con extrañeza las miro
como si fueran ajenas.
Vendrán los cuatro balazos
Y con los cuatro el olvido;
lo dijo el sabio Merlín:
morir es haber nacido.
¡Cuánta cosa en su camino
Estos ojos habrán visto!
Quién sabe lo que verán
después que me juzgue Cristo.
Manuel Flórez va a morir.
Eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

FIN de los poemas de Jorge Luis Borges

2 - Poeta Juan Gelman

Juan Gelman.jpg

JUAN GELMAN - Vida y Poemas

(Buenos Aires, Argentina, 1930-2014))

Notas de vida y obra

Hijo de emigrantes judíos ucranios, ejerció diversos oficios antes de dedicarse al periodismo. Por su actividad periodística y política vivió en el exilio entre 1975 y 1988, residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México. Durante su ausencia de Argentina llega a estar condenado a muerte por la dictadura argentina; sufre muy de cerca el drama de los "desaparecidos" cuando su hijo y su nuera pasan a formar parte de esta dolorosa lista. Le otorgaron el título de ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires.

Poeta, traductor y periodista argentino, está considerado como el poeta más importante de su generación. Adscrito al realismo crítico, consigue un estilo particular partiendo de ahí y del intimismo; son constantes en su poesía la presencia de la cotidianeidad, el tono político, la denuncia y la indignación ante la injusticia. En el ámbito musical escribe dos óperas, La trampera general y La bicicleta de la muerte, y dos cantatas, El gallo cantor y Suertes. Ha recibido importantes galardones, entre ellos el Premio Nacional de Poesía en 1997, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2005 y el Cervantes en 2007.

DIEZ poemas

Ausencia de amor

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

Epitafio

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.

Fábricas del amor

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

La muchacha del balcón

La tarde bajaba por esa calle junto al puerto
con paso lento, balanceándose, llena de olor,
las viejas casas palidecen en tardes como ésta,
nunca es mayor su harapienta melancolía
ni andan más tristes de paredes,
en las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar,
ojos muertos tal vez que miran a la tarde como si recordaran,
eran las seis, una dulzura detenía a los desconocidos,
una dulzura como de labios de la tarde, carnal, carnal,
los rostros se ponen suaves en tardes como ésta,
arden con una especie de niñez
contra la oscuridad, el vaho de los dancings.

Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujer
sus muslos abrazados, la cabeza en su vientre,
el silencio de los desconocidos
era un oleaje en medio de la calle
con rodillas y rostros de ternura chocando
contra el "New Inn", las puertas, los umbrales de color abandono.

Hasta que la muchacha se asomó al balcón
de pie sobre la tarde íntima como su cuarto con la cama deshecha
donde todos creyeron haberla amado alguna vez
antes de que viniera el olvido.

Límites

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.

Nota I

Te nombraré veces y veces.
Me acostaré con vos noche y día.
Noches y días con vos.
Me ensuciaré cogiendo con tu sombra.
Te mostraré mi rabioso corazón.
Te pisaré loco de furia.
Te mataré los pedacitos.
Te mataré uno con Paco.
Otro lo mato con Rodolfo.
Con Haroldo te mato un pedacito más.
Te mataré con mi hijo en la mano.
Voy a venir con Diana y te mataré.
Voy a venir con Jote y te mataré.
Te voy a matar, derrota.
Nunca me faltará un rostro amado para
matarte otra vez.
Vivo o muerto/un rostro amado.
Hasta que mueras
dolida como estás/ya lo sé.
Te voy a matar/yo
te voy a matar.

Oración

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una como mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

Preguntas

Ya que navegas por mi sangre
y conoces mis límites,
y me despiertas en la mitad del día
para acostarme en tu recuerdo
y eres furia de mi paciencia para mí,
dime qué diablos hago,
por qué te necesito,
quién eres, muda, sola, recorriéndome,
razón de mi pasión,
por qué quiero llenarte solamente de mí,
y abarcarte, acabarte,
mezclarme en tus cabellos
y eres única patria
contra las bestias del olvido.

Presencia del otoño

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo el que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

Una mujer y un hombre

Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.

FIN de los poemas de Juan Gelman

Fuentes utilizadas

Páginas varias de internet, entre ellas::
«www.http://es.wikipedia.org/wiki/»
«www.grandespoetasfamosos.blogspot.com.es/2009/01/paises.html#argentina/»
«http://www.poemas-del-alma.com/jorge-luis-borges.htm/»
«http://www.juangelman.com/wordpress/»
«http://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/»

Xoán A. Leiceaga Baltar, Enero de 2015

REFLEXIONES de meses ANTERIORES —> Apuntes

Inicio: Desde febrero 2010 Reflexión ofrece reflexiones sobre entrevistas a poetas (G. Rojas, por ejemplo) y otros artistas; después, desde octubre 2011 se extiende hacia el poema-libro Descripción de la mentira del maestro A. Gamoneda. Surge pronto la decisión de conservar el carácter mensual y así nace la creciente biblioteca de consulta, que supera ya el mes de meses y se almacena en Ir a reflexiones anteriores, al final de Reflexión.

Segunda parte: En julio 2012 se abre un camino de especial dedicación a la mujer poeta, porque sí y por ir en contra de olvidos improcedentes; además, me sirve de gracias a mis lectoras, que asombrosamente existen. Y ahí comienza el ABeCé de Mujeres Poetas, que la Z completa este diciembre de 2014 y que va de la rusa Anna Ajmátova a la alemana Unica Zürn.

Tercera parte: 2015 se aborda con nueva savia, un recorrido por poetas en español, desde la A de Argentina a la V de Venezuela. Luego, para ascender a lo iberoamericano, preveo incorporar a poetas del portugués e, incluso, a los de las otras tres lenguas existentes en Iberia, una de ellas la mía.